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sábado, 12 de enero de 2013

El crimen triunfara cuando Laura no este, cuando Laura se vaya


Aunque han sido muchas las series televisivas que me han marcado hasta la fecha, si tuviera que elegir una de ellas, sin lugar a dudas, la agraciada sería “Águila Roja”.


Y es que el hecho de que “La Filóloga Hispánica que surgió del frío de Bochum”, al igual que un servidor, formase parte de los millones de personas que disfrutaban viendo como el alter – ego de Gonzalo de Montalvo (David Janer) defendía a los habitantes de La Villa y Corte fue la causante de que Los Tercios de Flandes a las ordenes de “El Capitán Alatriste” que hay en mí reuniesen el valor necesario para invitar a la mencionada dama a ver la adaptación cinematográfica de la serie creada por Daniel Écija, Pilar Nadal, Ernesto Pozuelo y Juan Carlos Cueto.


Como bien saben todos aquellos que, al grito José Luis “Cuéntame como paso”, toman aire y se entregan apasionadamente a la lectura de este blog, meses después, el “Renegado” que esto escribe, gracias a tamaña osadía y al pundonor y tesón del que hizo gala, tuvo la inmensa suerte de que la mencionada dama accediese a que devorase junto a ella los kilómetros de la “Autopista hacía el cielo” que en Octubre de 2012 nos llevo hasta la ciudad en la que actualmente tengo el enorme privilegio de velar sueños, sueños estos que, durante las últimas semanas, gracias a su buen gusto televisivo, fueron precedidos por el visionado de “Los misterios de Laura”.


A pesar de que siempre disfruto viendo como el Equipo de Asalto dirigido por “Vic” Mackey (Michael Chiklis) – a sabiendas de que sus placas de policía eran “El Escudo” que evitaría que les tocase el largo brazo de la ley – recurría a palizas, chantajes e incluso asesinatos para acabar con las bandas que campaban por el Distrito de Farmington (Los Ángeles), lo cierto es que el modus operandi del que hace gala Laura Lebrel del Bosque – diametralmente opuesto al de los maderos citados anteriormente – capto toda la atención del que, casi treinta años después, aún se emociona cuando oye la sintonía que compuso Jan Hammer para la cabecera de la inolvidable serie cuyo leit – motive eran las peligrosas misiones durante las cuales los guapos y elegantes James "Sonny" Crockett (Don Johnson) y Ricardo "Rico" Tubbs (Philip Michael Thomas), sin arrugarse los pantalones de lino blanco, se enfrentaban a los peligrosos narcotraficantes que pretendían conseguir que imperase la “Corrupción en Miami”.




Dado que la protagonista es una inspectora del Cuerpo Nacional de Policía, en un principio podría decirse que nos hallamos ante “otra serie española sobre policías”, no obstante nada más ver los primeros minutos del primer capítulo de la primera de su dos temporadas queda claro que “la creación” de Javier Holgado y Carlos Vila nada tiene que ver con “Brigada central”, “Policías, en el corazón de la calle” o “El comisario”.


María Pujalte – la extraordinaria actriz gallega que hace años trabajo en la redacción del periódico Crónica Universal – da vida de forma magistral a una investigadora cuyos despistes nos recuerdan al inolvidable “Colombo”, y que – dada la brillantez con la que resuelve los misteriosos crímenes que le son asignados – bien merecido tendría que los “Periodistas” de la sección de sucesos la describiesen como una digna sucesora de Sherlock Holmes y Hercules Poirot.


Y es que, tal como bien apunto “La admiradora de la obra del autor de «El perro del hortelano», tanto el detective que investigo el misterio que rodeaba a «El perro de los Baskerville» como el que descubrió al autor del «Asesinato en el Orient Express» seguramente han servido de inspiración a los guionistas para crear a la Inspectora Lebrel del Bosque, y es que, al igual que ellos, la mencionada dama resuelve sus casos gracias a su inteligencia, su perspicacia y a eso que metafóricamente se denomina “olfato policial”, y que el ex – policía Raúl Marcelo Cheves definió como: experiencia sensorial unida y difícil de separar del ejercicio profesional, que demuestra percepción, prudencia y sabiduría para reconocer y resolver situaciones más allá de las evaluaciones que el ejercicio intelectual indica.


Si el inquilino del número 221 de Baker Street, a la hora de enfrentarse al crimen, tenía como aliado a su querido Dr. Watson, Laura tiene la fortuna de tener a su lado a su querido Martin Maresca (Oriol Tarrasón), un tipo mujeriego que además de ayudarla a cazar asesinos le brinda todo su apoyo cuando ella ve como a los quebraderos de cabeza que implica resolver “sus misterios” se suman los generados por su tensa relación con Jacobo Salgado (Fernando Guillén Cuervo), inspector jefe de la comisaría y ex esposo de la mencionada servidora de la ley.


Cabe destacar que, en todos y cada uno de los capítulos de la serie, los magistrales guiones, a través del personaje protagonista, muestran lo complicada que puede ser la vida de “las superwoman”, esas mujeres que, cada día, tras batirse el cobre en el competitivo mercado laboral por un puñado de euros, al llegar a casa se ven obligadas a ponerse el mandil para ejercer “gratis total” el trabajo más duro y desagradecido que hay, el de ama de casa.

Una buena muestra de los problemas a los que Laura se debe enfrentar tras imponer la ley en las calles son “Los gemelo” (Juan y Raúl del Pozo) dos traviesas criaturas fruto de su matrimonio con Jacobo y que, gracias a sus trastadas y pésimo comportamiento, bien se podría afirmar que más de una vez consiguen que la buena mujer desee que en lugar de ser sus hijos ser dos peligrosos ex militares albano – kosovares para así poder enchironarlos para siempre.


En resumen, todos aquellos que disfruten leyendo las novelas de detectives escritas por Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie o simplemente quieran entretenerse con un producto televisivo de primera calidad que homenajea a series del pasado, tienen una cita obligada con "Los misterios de Laura".

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