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miércoles, 2 de marzo de 2016

Vivir, o Guerrear, es ir a la caza y captura de nuestra partícular ballena blanca, aún a sabiendas de que dicho cachalote nos puede destrozar como en su día Moby Dick destrozo al capitán Ahab



Una de las certezas más absolutas que hay es que dentro del pecho de todos aquell@s que tienen herman@s pequeñ@s late con fuerza el corazón de un palestino, y es que, al igual que me paso a mí cuando Marta y María, María y Marta, con la fuerza de sus lloros y sus patadas, invadierón mi espacio vital, es invitable que los reyes destronados del mundo se sientan como los habitantes del estado del Medio Oriente cuyas tierras, el 9 de diciembre de 1917, fuerón ocupadas por el Ejército Británico, y, posteriormente, reducidas en extensión gracias a la venta de parte de ellas a inmigrantes judíos.


Dado que los autores de nuestros días, emulando a los miembros del Comité especial de las Naciones Unidas para Palestina, acaban amparando la ocupación de los territorios de los que hasta entonces eramos los únicos dueños y señores, con el paso de los años se establece entre nosotr@s y l@s otr@s hij@s de nuestra madre una relación que, como si fuera una cadena, nos une a aquell@s con l@s que compartimos innumerables momentos de nuestra vida, momentos estos que, inevitablmente, están a un lado y a otro de la delgada línea roja que hay entre El Amor y El Odio.


Y es que, durante nuestra niñez, adolescencia y madurez, los duros enfrentamientos que, emulando a los jovenes palestinos y los miembros de la Unidad Antidisturbios del Ejército de Israel gracias a los cuales las calles de Jerusalén se convierten en un campo de batalla, libramos con nuestros hermanos de sangre, al apagarse los fuegos provocados por los cocteles Molotov, no impiden que cuando llegan los malos tiempos y estan en peligro los que fueron nuestros enemigos no dudemos ni un segundo en dejarlo todo para, metidos en el uniforme de combate y la piel de los miembros del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos de América que llevan tatuado en su piel "Semper Fi", ir a rescatarlo.



Precisamente a «La unidad de élite cuyo lema es la abreviatura del juramento de lealtad eterna que a su jefe militar hacían los integrantes de las legiones gracias a las cuales, hace siglos, el Imperio Romano conquisto buena parte del mundo conocido en los siglos, y de la que formaron parte aquellos a los que, por la fiereza que, entre el 1 y el 26 de Junio de 1918, demostraron durante la batalla que se libro en el Bosque de Belleau (Francia), los alemanes apodaron Teufel Hunden (Perros del Diablo)» pertenece Tommy Conlon, un tipo Duro (Hardy) en toda regla que - tras devorar las millas aereas entre Irak y un pueblo del Estado de Pensilvania que, por la presencia en él de Iglesias Ortodoxas, nos recuerda a aquel del que era oriundo "El cazador" - regresa a la edificación que fue su casa, pero no su hogar, y de la que - tras decirle “Adios al Rey” que un día fue, para él y su hermano mayor, su padre - escapo junto a la mujer que a él le dio La Vida, y para la cual el personaje interpretado por quién se metio en los ropajes y la piel de “El principe de las mareas” en lugar de ser Un Principe Azul lo más parecido a "El Principe de Las Tinieblas" fue por, estando él susodicho cargado con el alcohol con el que intentaba quemar el recuerdo de las atrocidades vistas y cometidas a lo largo de la Guerra de Vietnam, utilizarla como saco de boxeo.

Es en los primeros minutos de la película hoy reseñada cuando, sirviendose de uno de los realistas y afilados dialogos del guión firmado a seis manos por Anthony Tambakis, Cliff Dorfman y Gavin O'Connor, y mientras este último con su camara cinematográfica graba lo acontecido tras las cuatro paredes de la sobria vivienda de Paddy Conlon (Nick Nolte), el "Guerrero" encarnado por quién contribuyo a que las andanzas cinematográficas de "El Renacido" policia llamado Max Rockatansky fueran una Obra Maestra del Séptimo Arte saca de su petate una serie de reproches hacia su padre que, al fin y a la postre, consiguen que tengamos la impresión de que «El hombre interpretado por el televisivo hombre pobre que en "El cabo del miedo" se enfrento al exconvicto que era tan fuerte como un "Toro salvaje" es lo más parecido a aquellos boxeadores que, estando contra las cuerdas del cuadrilatero, eran machacados sin piedad por los poderosos puñetazos de Giacobbe La Motta».

Finalizado ese primer acto en el que, gracias al buen hacer de «El director de cine que nos enseñara lo que ocurre cuando "Jane tiene una pistola" entre las manos», acabamos con un nudo en el estomago, La Oscuridad que dueña y señora fue de la estancia donde frente a frente vimos a Tommy y a Paddy deja paso a La Luz que, como un bonito papel de celofan, envuelve lo acontecido en el jardín de la casa donde, junto a sus dos hijas, vive el adorable y muy bien avenido matrinmonio formado por ese par de bellos ejemplares de la raza humana que son Brendan Conlon (Joel Edgerton) y Tess Conlon (Jennifer Morrison), y que si hubiera formado parte del círculo de amistades de Charles Perrault, sin lugar a dudas, bien podría haber sido utilizado por el mencionado escritor francés para crear a los felices protagonistas de uno de aquellos cuentos que el comenzaba con la extresión "Il était une fois" (Erase una vez).

Cuándo no han transcurrido ni "48 horas" desde la llegada de Tommy Conlon al lugar que nada tiene que ver con la zona de guerra en el que el susodicho ha estado durante los últimos meses, «El Marine interpretado por quién llamo "Hermanos de sangre" a los miembros de la Compañía Easy del 506º Regimiento de Infantería Paracaidista de la 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos» demostrara tras las dieciseis cuerdas de un cuadrilatero que esta dominado por una furia irrefrenable que, cada vez que tiene ocasión, libera sirviendose de la explosiva combinación que forman su dominio de las artes marciales y una musculatura equiparable a la de Michael Gordon Peterson, ese galés nacido el 6 de diciembre de 1952 en Aberystwyth, que tiene el dudoso honor de ser "el prisionero más violento de Gran Bretaña” debido a las centenares de peleas en las que ha dado fé de la brutalidad con la que derrotaba a sus rivales en las peleas de boxeo sin guantes en las que, bajo el cielo sobre el East End de Londres, participo ante la atenta mirada del respetable público al que se le habia sido presentado con el nombre de "Bronson", Charles Bronson.

Mientras La Fuerza de los puños de Tommy machaca al rival de este último, La Inteligencia de Brendan le sirve a este para explicar las Leyes de Newton a un grupo de alumnos del instituto en el que él trabaja como profesor de Física horas antes de, como Vigilante de Seguridad, mantener el orden en los antros de perdición que, por haber sido él luchador profesional, le contratan "Por un puñado de dolares" mensual que, tal como a él le hará saber el director del banco que les ha prestado el dinero para hacer realidad el mal llamado sueño américano, sumados a los del sueldo de docente y a los conseguidos por Tess tras la barra de uno de esos locales de hosteleria en los que las camareras van vestidas con trajes de la colección Quiereme por mi inteligencia, no son suficientes para conseguir alcanzar la cifra económica que garantiza que la entidad bancaria con la que los Conlon se han hipotecado no acabe ejecutando la hipoteca del hogar de la citada familia.

Presentados los problemas económicos que acucían a Brendan y Tess, el director de la función nos hace saber que ese poderoso caballero que es Don Dinero también es el objeto de deseo de Tommy, y es que tras, en los primeros minutos de la cinta, dar muestras de que odia a todo el mundo que se cruza en su camino, «El experto en artes marciales mixtas encarnado por quién fue "Leyenda", por partida doble» durante el tiempo que dura la llamada telefonica con la viuda de quién fue su más querido hermano de armas se quita el uniforme de combate para dejar que los vestigios de humanidad que aún conserva tras los gruesos muros con los que ha protegido su corazón salgan a la luz y nos muestren que él esta dispuesto a lo que sea para conseguir que la seguridad económica este garantizada para la familia de quién como él formo parte del Cuerpo de Marines, y es que, sin lugar a dudas, lo que mejor define al hermano menor de Brendan es la inquebrantable lealtad que muestra a los que combatieron junto a él, y que, bajo el ruido y la furia de las balas vomitadas por los rifles de asalto con los que los insurgentes iraquies hacían frente a los soldados estadounidenses, le proporcionaron la seguridad, el apoyo y el cariño que le fueron negados por el padre que le golpeaba y por el hermano mayor que en lugar de irse de Pensilvania junto a él y a la madre de ambos prefierio quedarse en el hogar paterno, debido en buena medida a esa hermosa mujer encarnada por «La actriz chicagüense que dio vida a la enfermera para la que su Casa (House) era el hospital universitario en el que trabaja supervisada por el irónico, satírico, poco convencional e inconformista Dr. Gregory House».

Tras sernos presentadas las dispares motivaciones y circunstancias personales de Tommy y Brendan, de Brendan y Tommy, vemos como, por fortuna para ambos, en el horizonte aparece Sparta ese Torneo de Artes Marciales Mixtas que, al fin y a la postre, será la versión violenta del barco ballenero Pequod en el que ambos hermanos se embarcaran para capturar a los cinco millones de dólares que serán la recompensa que recibira el ganador del combate final que se librara en el recinto llamado La Jaula, y por cuya obtención los hijos de Paddy Colton lucharan con la obsesiva y autodestructiva perseverancia con la que el capitán Ahab persiguio a aquella ballena blanca llamada "Moby Dick", y que da título a la novela gracias a la cual, audio libro mediante, es más llevadera la existencia del padre de ese par de guerreros que para conseguir el premio que, a uno le permitira no perder su casa, y al otro le brindara la posibilidad de darle un buen futuro a la mujer y a los dos hijos de su mejor amigo, sufriran en sus carnes el dolor provocado por los puñetazos, las patadas y las llaves técnicas que les daran los que, al igual que ellos, intervendrán en ese campeonato en el que, ante la atenta mirada del respetable público, daran muestras de su dominio de alguna o varias de las siguientes disciplinas de combate: Karate, Boxeo, Wing Chun, Wing Tsun, Jeet Kune Do, Taekwondo, Muay thai, Judo, Lucha libre, Lucha grecorromana, Jiu jitsu, Jiu jitsu brasileño, Kenpo, Hapkido, Capoeira o San Da.

Localizado en el horizonte el cachalote que desean capturar, mientras que Tommy le pide a su padre que sea este último quién lo entrene para que pueda "Ganar de cualquier manera", «El hermano Colton encarnado por el habitante del "Reino Animal" que, en 2012, se metio en el uniforme y la piel de uno de los miembros del Equipo 6 de los Navy SEAL que, durante "La noche más oscura", acabo con la vida de Osama Bin Laden» entra en el "Reino" de ese buen amigo suyo que es Frank Campana (Frank Grillo) para pedirle al mencionado exluchador que lo entrene con la dureza con la que entrena a los jovenes que acuden al gimnasio del que el susodicho es propietario para perfeccionar sus técnicas de combate mientras «El personaje encarnado por el italoamericano que dio vida al mercenario que, con nombre de guerra Calavera, y con ayuda de El soldado de Invierno, se enfrento al Capitán América» les indica que deben moverse sobre el ring con una armonia similar a la que prima sobre las notas musicales que forman esa hermosa pieza musical que es la Novena Sinfonia, y que es buena muestra de Lo Mejor de El Ser Humano, ese animal extraño que, como contraste a la obra del genial compositor, director de orquesta y pianista que era Ludwig van Beethoven, también es capaz de, por puro placer, matar a sus semejantes durante el transcurso de "La noche de Las Bestias".



El tramo de la película en la que queda patente el contraste entre las refinadas técnicas de entrenamiento a las que Campana recurre para conseguir que Brendan, tras volver a ser el luchador de la UFC (Ultimate Fighting Championship) que un día fue, de la Campanada, y los rudimentarios pero siempre efectivos ejercicios fisicos que Paddy obliga a Tommy a hacer para que este último tenga una preparación tan extraordinaria como la que, décadas atras, le permitio llegar a ser Campeón Olimpico, provoco que el que esto escribe viajara en el tiempo hasta aquel día de finales de la década de los 80 en el que - en el local de hosteleria sito en la Calle de Ceriñola de Gijón (Asturias), y que aún hoy en día ocupa el lugar donde estaba la guarderia en la que yo pase mis primeros años de vida - vi como, mientras Rocky Balboa se enfrentaba a la naturaleza salvaje de Norteamérica para fortalecer sus musculos, ese fornido hijo de La Madre Rusia llamado Ivan Drago conseguia aumentar aún más su masa muscular gracias a unas sofisticadas máquinas que bien podrían haber servido para que Randy "The Ram" Robison consiguiera la forma fisica necesaria para, en el cuadrilatero donde se libran las peleas de Lucha libre profesional, recuperar el prestigio que llego a tener en aquella época en la que en las pantallas de cine de Occidentes se proyectaban las hazañas bélicas de tipos tan duros como los mercenarios cuyo nombre de guerra es "Los Prescindibles".



Comenzado el torneo que dueño y señor se hace de la parte final de la película que, hasta ese momento ha sido más un drama familiar que un film de artes marciales, aunque Brendan - parafraseando a «El torero cordobes que, por experiencia propia, afirmo con rotundidad que el hambre daba mas cornadas que los morlacos ante los cuales el tuvo la osadia de dar el salto de la rana» - asegura a su preoupada esposa que peor que recibir una paliza a manos de las moles a las que él se enfrentara sería que el banco ejecutara la hipoteca de la vivienda en la que vive junto a ella y las hijas de ambos lo cierto es que tal certeza no aliviara el dolor que le provocaran los newtons de fuerza de los puñetazos y de las patadas que le daran sus rivales dentro de La Jaula en la que Tommy, en menos de un minuto, gana sus combates gracias a La Furia explosiva con la que guía sus puños contra la cara y el cuerpo de los que han tenido la desgracia de ser elegidos para combatir contra él.

A pesar de que es francamente interesante la historia que sirve de excusa para llegar hasta el ring delimitado por los ocho lados de ese octogano llamado La Jaula, hay que reconocer que el mayor atractivo de la película hoy blogueada son las espectaculares peleas que tienen lugar dentro del citado recinto, y de la que, por su carga épica y emocional, cabría destacar la que, además de determinar al ganador del torneo en cuestión, provocara que los aficionados al injustamente infravalorado cine de artes marciales vuelvan a oír los latidos del "Corazón de león" que albergaba dentro de su pecho "El Luchador" que, en 1991, encarnado fue por Jean Claude Van Damme, y cuyas andanzas en la ciudad californiana a la que llego tras desertar de la Legión Extranjera Francesa tuvieron un final feliz que provoco que apludieramos a rabiar los que, tras pasar por taquilla, cruzamos la puerta de la sala de los Multicines Hollywood en la que se proyecto el primero de los exitos cinematográficos de «El belga que, antes de tener "Libertad para morir", tuvo "Contacto sangriento" con el gigantesco tailandes al que se enfrento durante un combate de "Kickboxer"».

En resumen: Aunque, a priori, dado su título y su temática, el film hoy blogueado de la impresión de que es otra estupida película de mamporros, lo cierto es que nos hayamos ante un peso pesado cinematografico que consigue conmovernos y emocionarnos con una poderosa historia que acaba provocando que las lagrimas se mezclen con la sangre y con el sudor, y que deja patente que en todos nosotros, en mayor o menor medida, mora un "Guerrero" que, metido en el traje y la piel del capitán Ahab, intenta conseguir que un arpón atraviese el corazon de esa ballena blanca que para nosotros es La Redención de nuestros pecados, y que, en consecuencia, "El aceite de La Vida" de nuestro partícular Moby Dick sea el lubricante que permita que giren perfectamente los engranajes del motor que nos mueve, y que, en consecuencia, este último mecanismo nos transmita la potencia necesaria para llegar hasta el lugar donde esta el ring en el que, segunda oportunidad mediante, tendra lugar el segundo round del combate de boxeo en el que nos enfrentaremos a esa pugil que es La Vida, y que vuela como una mariposa, y pica como una abeja.


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