Dado que las “Malas noticias” son peores cuándo los mensajeros de desgracia golpean a las puertas tras las que viven aquell@s a l@s que quieres, cuando triunfa la justicia, y una de esas personas es receptora de buenas noticias, la alegría que te embarga es mucho mayor que la que es dueña y señora de ese corazón suyo en el que velan armas el cariño y el apoyo incondicional que, sin dudarlo ni un segundo, te entrego cuando deseabas caer muerto bajo el cielo de cemento que veía a Satanás danzar para celebrar que Dios que estaba muerto, y en el cual no tenía cabida el sol que con sus rayos baña el césped que alberga en su interior esa gran obra arquitectónica que es el Estadio Carlos Tartiere.
Debido a ello, y como no podía ser menos, el pasado 20 de Septiembre la felicidad que me embargo fue inconmensurable cuando la dueña del bello rostro que se refleja en el lago de los cisnes ante los cuales se pavonea un pavo real se calzo las sandalias de la más grácil de las bailarinas y, gracias a las impecables hojas de servicio académicas que escribió en la Facultad de Filología Hispánica de la Universidad de Oviedo y la Ruhr - Universität Bochum, dejo sus huellas en el hall de la fama cuya losa fue hecha con una tongada de hormigón remOvida con un vibrador al servicio de encofradores como aquellos a los que este Técnico de Prevención de Riesgos Laborales tantas veces dio la chapa.
Aunque fue grandioso el espectáculo del que fui testigo en el recinto en el que seis días antes la histEria se desato gracias a la loca banda formada por las locas que lidera el marido de la fría funcionaria asesina que fue musa de la mOvida promOvida por el Ayuntamiento que entre 1979 y 1986 fue presidido por el profesor Don Enrique Tierno Galván, lo cierto es que la noche del pasado Viernes yo siempre la recordaré por haber sido la agradable velada durante la cual senti en mi rostro el calor desprendido por el fuego que el éxito profesional de Sheila alimento, y de cuyas ardientes entrañas nacieron las llamaradas de gloria que con su resplandor me indicaron donde estaba “Mi casa”, esa nave sin rumbo que se dirige hacía el sol mientras a volumen brutal se oye una canción de Rock 'n' Roll.
Mientras aún se oía el eco del chupinazo Sanmateino lanzado por el tipo feo, fuerte y formal al que dio la vida el chico de la bomba que años después lo vió convertirse en una Rock&Roll Star, el pasado sábado, a más de veintiocho kilómetros del mar Cantábrico donde crecían las olas y estallaba el huracán, se oyó “Sálvame, soy un naufrago”, grito de auxilio este que partió de los labios de las Nancy Rubias que iban a bordo del catamarán a cuyo capitán le gusta explorar las tierras de Alaska.
Dejando claro que no soy yo una persona SOBERbia, me veo obligado a dejar claro como el agua que mi virilidad es muy superior a las de esos marineros con los que solo tengo en común haber conocido el miedo y la desesperación que echan el ancla en las profundidades del corazón de todo aquel que por culpa de la tormenta acaba siendo un naufrago.
Aunque Poseidón puso todo de su parte para que el puerto llamado “El oscuro final” fuera el último destino del capitán pirata llamado por su bravura El Temido, afortunadamente para este último, las velas de ese navío suyo que llevaba diez cañones por banda fueron infladas por los vientos del sur que cambiaron su trayectoria y le permitieron surcar el cuerpo de la mujer que tras AVALANCHarse sobre él le remojo el gaznate con un elixir de felicidad más refrescante que cualquier cerveza fermentada en Alemania, y que la que domina la lengua oficial de dicho país preparo en La destilería que monto en el bajo comercial que a Dany León y Marco Álvarez les compro.
Dado que todo tiene su fin, tras más de hora y media de fuego, Rosendo, broche de oro mediante, cerro otro extraordinario concierto suyo que ya ha sido registrado en el diario del que esta harto de que sus “Maneras de vivir” sean pertuRVadas por un paR de amaRgados pertuRVados que ni me interesan ni me importan, y que tras haber demostrado que han perdido el Norte bien merecen conseguir que ni Dios ni El Diablo los soporten.
Bajo la espectacular estructura que la empresa orensana Producciones Litoria S.L. monto por un considerable puñado de euros que si hubiera acabado en mis manos me habría provocado un gran SOFocón, la banda formada a principios de los 90 por el guitarrista y el batería que hasta Agosto de 2012 volaron junto al que dio alas a El Ángel caído, pasadas las ocho de la tarde y cerilla encendida mediante, dio fuego al reguero de alcohol que, al fin y a la postre, provoco que los tímpanos de todos aquellos a los que aquella noche la Sociedad Ovetense de Festejos reunió fueran reventados por Los Suaves sonidos de la atronadora explosión que incluso se oyó en esa gran ciudad en la que después de los Dolores nació esa niña de papa que nunca nada supo hacer, y que con nombre de guerra “Lola”, haciendo la calle hasta las seis de la mañana, quema los últimos cartuchos de la vida que chapando pubs y discotecas se le esfumo entre las manos como si fuera el agradable humo del tabaco que fumaba un tal Paco.
El acompañante de la que hace años fue una de las niñas de azul que llenaban las aulas del colegio de monjas fundado por las Dominicas de la Anunciata, aunque nunca iría a SKA – P libre hasta la plaza de Tirso de Molina para comprar una china de hachis a un moro llamado Ali, tiene que reconocer que, durante los cuarenta y cinco minutos de fuego de la banda asturiana, los sonidos destilados por ella habrían sido mejor tragados por él si, al mismo tiempo que entraban por sus oídos, el humo de un porro era por su boca expulsado.
Los que gustosamente habrían sido testigos de la Sængerkrieg (Guerra de Cantantes) que en el siglo XIII se libro en el castillo de Wartburg, por fortuna para ellos, vieron la luz al final del túnel cuando vieron las luces de “El tren” a bordo del cual llego el que a la sombra de una mentira vivió hasta de que de ella lo saco la luz con la que lo guío la luz avilesina de adopción que hace cincuenta y seis años en un pueblo coruñés la luz por primera vez vio.
A pesar de que los Golpes Bajos de la crisis económica mundial han provocado que estos sean malos tiempos para la lírica lo cierto es que El que devoro los kilometros de la carretera temporal 1972 – 2013 mientras, armado con un Leño, repelió las embestidas del irascible y conflictivo Ñu junto al que corrío por la sabana puede afirmar orgulloso que su valía profesional sigue cotizando alto en el Mercado aunque haya constatado que “A veces cuesta llegar al estribillo”.
El viejo rockero que hace cincuenta y nueves años nació en el madrileño barrio carcelario en el que las botas que calzan sus pies pisan entre otras la calle que lleva su nombre, durante la hora y media que estuvo al pie del cañón demostró que, con los litros de sudor derramados en el escenario, conquista la juventud que los “Flojos de pantalón” conquistan con un puñado de euros en el salón del vicio donde babean ante niñas en promoción.
La Sobrecogedora corrupción de esos políticos nuestros que bien merEREcen que les corten las orejas que hace tiempo han cerrado para no oír los problemas de los gobernados por ellos, a parte de conseguir que España sea un país cuyo olor a mierda Marea, provoca que sean admirables todos aquellos hombres y mujeres que aún no han perdido La Razón, y que aunque no sean elogiados por El Mundo en general y El País en particular son todo un ejemplo por la “Vergüenza torera” con la que en La Piel de Toro capean a los novillos de la ganadería criada por los que disfrutan oyendo el dulce canto del hermoso Faisán que vuela en el cielo sobre las plazas en las que otros tan sinvergüenzas como ellos toman una relaxing cup of café con leche mientras el pueblo llano se aprieta el cinturón en el que no para de hacer agujeros para cumplir las exigencias de la que gobierna sobre las frías tierras en las que esa correa que se ciñe a la cintura se denomina Gürtel.
El tema que cornea a la infame casta política que sin piedad nos clava sus banderillas fue el elegido por el de Carabanchel para presentar su nuevo disco, disco este de la que extrajo otro tema que, a parte de sacar “Al lodo brillo”, contribuyo a que bajará la media de edad de un set – list en el que estaban incluidos un buen número de los himnos rockeros que le dieron la fama y que consiguieron que en su legión de incondicionales seguidores mi compañera de armas se alistará.
Tras oír la historia de la que no dice adiós y tampoco espera, “Vaya ejemplar de Primavera” fue la expresión que salio de los labios de los que podrían largar la noche entera sobre el alquitrán de las calles del país en el que el nombre de tan femenina y singular estación climática es “Masculino, singular” (der Frühling).
Dado que todo tiene su fin, tras más de hora y media de fuego, Rosendo, broche de oro mediante, cerro otro extraordinario concierto suyo que ya ha sido registrado en el diario del que esta harto de que sus “Maneras de vivir” sean pertuRVadas por un paR de amaRgados pertuRVados que ni me interesan ni me importan, y que tras haber demostrado que han perdido el Norte bien merecen conseguir que ni Dios ni El Diablo los soporten.
Dado que tener decir hasta en seis ocasiones “Maldita sea mi suerte, ya suspendí otra vez por confundir el acelerador con los frenos” me impidió ponerme al volante del Formula 1 pilotado por el asturiano al que se le subieron a la cabeza los humos del tubo de escape de su coche de carreras, fue La Suerte la que, Lauda y veloz y sin bajar La Guardia, me llevo por una de las mil calles que llevaban hasta la que con una novela de Lope de Vega entre las manos enriqueció las horas de su vida mientras esta mala versión de El caballero de Olmedo malgastaba miles de las horas de la suya “Viajando al fin de la noche” con una botella de whisky entre los píes.
Pantalón pirata con calcetines blancos / camiseta heavy con zapato de ante, barba de tres días y unas descuidadas greñas – aunque estos atrevidos looks míos que acaban de desfilar ante los ojos de los lectores ya deberían haber conseguido que estuviera curada de espantos estoy seguro de que “Yo si fuera su mujer y lo viera aparecer por casa con las barbas de Saint Nikolaus y la melena de Mufasa amablemente le invitaría a que durmiera en el callejón donde los gatos maúllan a gritos una loquilla canción” cuando vio entrar en escena al que vistió el uniforme marrón que vestían los que en 1984 con pelotas de goma respondieron a los voladores salidos de los bocachas de los hombres de mono azul que, tras los muros levantados por el humo negro de las barricadas, intentaban impedir que la reconversión naval hundiera a los astilleros situados en la bahía de esa villa marinera asturiana donde los llegados de “Una ciudad llamada Perdición”, gracias a la inestimable colaboración de los técnicos de la Sociedad Fonográfica Asturiana y los Estudios Norte de Gijón, dieron vida a la que, al fin y a la postre, fue la segunda de las once criatura musical que tuvierón entre 1982 y 2010.
Aunque el apellido Goytisolo es el que sigue en primer lugar al nombre de la destinaría de las palabras escritas por un tal José Agustín, lo cierto es que el poema al que ha puesto música la banda orensana sería bien recibido por todos aquellos que ante el largo y tortuoso camino que los llevará a través de El Valle de Las Sombras están tan perdidos y asustados como la joven a la que sus dos poéticos tíos paternos llamaban con el nombre de pila de la actriz que dio vida a la hermosa mujer que conquisto el corazón de un atractivo madurito al que no le importo que la reputación de ella fuera tan mala como la que tiene esa ex chica moderna que baila en una barra americana desde las siete de la tarde hasta las tres de la mañana.
Gracias a la triste melodía tocada por la crisis económica mundial las calles y plazas de nuestras ciudades se han convertido en el escenario improvisado donde tocan los músicos callejero que soñaban con convertirse en un reputado y millonario trovador y que han acabado deseando despertar de esa pesadilla en la que son un pobre mendigo que solo tiene una amiga, esa guitarra vieja y gastada que guarda en una esa funda hecha ruina.
Mientras que las estrellas del rock que consiguen que el escenario sea un volcán que brama con sonido atronador disfrutan de una agradable existencia gracias al proZakk que son los millones de dólares con los que compran lujosas mansiones en Malibu, para “Pardao” y otros muchos que han nacido estrellados, el mejor antidepresivo contra las penas son las viejas baladas que consiguen que en sus gorras raídas, tantas veces vacías, caiga ese gran tesoro que son para ellos las pocas monedas con las que podrán pagar la sencilla cama del albergue municipal que, al acabar otro día lleno de esperanzas quemadas, será para ellos tan lujosa y acogedora como las que estan hechas con madera de iroko y estan cubiertas con las suaves sabanas de seda de las que solo son dignas las delicadas pieles de los que ponen fin a sus días de vino y rosas en la mejor suite de un Hotel de cinco estrellas.
Años antes de que la era digital y tal y tal cambiara nuestra forma de escuchar música, la parte del cuerpo con la que este necio señala a la luna y que hoy en día enciende su minicadena y su ipod, era la encargada de poner en marcha la cinta sobre la que corría el hombre que camina.
A parte de comprobar que las pilas bajo mínimos provocaban que el que pastoreaba a Los Berrones se convirtiera en un cantante de doom metal, en aquellos maravillosos años, también pude yo descubrir los entresijos de la compleja maquinaría que hacía girar a los cassetttes que décadas después, tras verse obligados a CDer terreno ante el empuje de los tiempos modernos, al igual que aquel chico sentimental y sincero que, al sur de la gran ciudad, murió con cara de bueno, acabaron durmiendo el sueño de los justos, sueño este que fue muy agradable para ellos debido en buena medida a que su mortaja estaba hecha con los suaves tejidos con los que estaban hechas las sabanas de blanco merengue que, en aquellos días en los que estaba aprendiendo el oficio de Ingeniero Técnico Industrial, y que eran “Siempre igual” para mí, acariciaron mi piel mientras, tumbado en la cama cuan largo soy, la afirmación “es Cholo una canción pero me siento mejor” salía de mis labios tras oír una de las composiciones del colchonero rockero carabanchelero.
Tan cierto como que “No puedo dejar el rock” es ese pensamiento mío que desde hace más de dos años alimento con “Pan de higo”, y que constantemente me recuerda que “Si pudiera” yo comprar un billete de ida a la tierra de las segundas oportunidades, además de hacer meritos para ser digno de un cantar pareCIDo al que protagonizo el Legendario mercenario cristiano que empuño a Tizona, debEría buscar hasta debajo de las piedras a la mujer que en mi primera vida, a parte de forjar para mí la coraza que aguanto los mandobles de la espada empuñada por La Vida, y cuya hoja perfecciono la piedra esmeril de “El Afilador”, fue la culpable de que gratis total disfrutara yo de un espectáculo simplemente extraordinario.
Dado que hace ya casi veinte meses, gracias en buena medida al apoyo de cien regimientos y un batallón, mi arma secreta consiguió que La que domina la difícil lengua aleMANA me entregara su corazón, a estas alturas de la película sEria imperdonable no conocer Los Secretos que alberga en su interior. Debido a ello se bien yo que asistir a un concierto de rock no es el mayor placer para la dueña de los Ojos de gata que cuando los Ángeles lloran se une a su tristeza y derrama lagrimas de pena al recordar el día que, mientras estaba rayando el sol, en el muelle de San Blas se encontró con la loca que tras mas de mil amaneceres aún esperaba al hombre que se marcho en un barco, y junto cual tantas veces paseo por el boulevard de los sueños rotos donde también dejo sus huellas la dama de poncho rojo, pelo de plata y carnes morenas.
Ante tal tesitura, yo que en cualquier momento, en cualquier lugar le doy las Gracias por elegirme sEria un autentico impresentable si a través de este blog no le hiciera saber que ella es mi profesora de lengua española y alemán preferida, y que prometo que le estaré eternamente agradecido si accede a ser para siempre la frontwoman de mi banda de heavy metal.
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