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sábado, 28 de septiembre de 2013

Recordando días del Cielo al son del ruido y la furia de los que llegaron directamente desde el infierno


A pesar de que hoy en día en la pequeña pantalla son muchas las series que con sus tramas y su impecable factura técnica consiguen eclipsar a muchas de esas producciones hechas para la pantalla grande y que consiguen que pasar por taquilla para verlas sea un deporte de alto riesgo, lo cierto es que ninguna de ellas conseguirá entrar en mi archivador televisivo, allí donde, en la X de eXtraordinaria, esta guardada la carpeta que contiene los expedientes X.


Y es que por muchos años que pasen siempre recordaré con cariño esa serie protagonizada por Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson), una pareja de agentes del FBI que durante la investigación de casos paranormales constataron que los espíritus, los hombrecillos verdes y las criaturas varias a las que se enfrentaron eran menos peligrosos que ese empedernido fumador despojado de alma y vestido con un traje gris que, oculto tras la cortina tejida con el humo de uno de sus inseparables cigarrillos Morley, dijo "Arrepentirse es una consecuencia inevitable de la vida", frase esta que cientos de lunas después constate que era tan cierto como la existencia del clip que unía una serie de comprometedores documentos que daban fe de que, con la frase “Te quiero para mi ejercito anticomunista”, el Tío Sam había conseguido que las barras y estrellas fueran la nueva bandera combate de unos cuantos de esos deSSalmados científicos que alzaban el brazo ante la Cruz gamada grabada en un trapo del color de los miles de litros de sangre que, durante la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945), se derramaron en buena parte del mundo por culpa de ese loco para el que diseñaron las armas maravillosas que en la patria de los arquitectos del Tercer Reich eran conocidos como Die Wunderbare Waffen.


Y es que, a medida que pasa el tiempo, es mas insoportable para mí el dolor de las heridas que en mi espalda son tatuadas por las nueve colas de cuero trenzado que forman el látigo con el que mis remordimientos de conciencia me azotan con saña mientras me dicen que, en honor a la verdad – gracias a la irresponsabilidad e inmadurez con las que escribí una manifiestamente mejorable hoja de servicios académica – se podría afirmar que los años durante los que estuve matriculado en la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial fueron años malgastados.



En esos momentos, cuando las lagrimas surcan mi rostro a mayor velocidad que la de la sangre que tiñe de rojo mi espalda, lo único que evita que les de la razón a mis torturadores es el recuerdo de las horas que viví y vivo junto a esos amigos míos que conocí en aquellos días en los que, por fortuna para los oídos de Mi Santa Madre, el silencio de mi habitación era quebrado por los gruñidos de Los Berrones y no por la “aterciopelada” voz de La Doncella de Hierro.


Si bien son muchos los peritos que me brindaron su amistad, bien merecido me tendría examinarme otra vez de Calculo Infinitesimal y Ampliación de matemáticas si no reconociera que algunos de los momentos más intensos de mi vida los compartí con Carlos “El Heavy”, El soldado de caballería gracias al cual conocí a esa banda MAIDEN England que, a parte de escandalizar a La Pérfida Albión con la proposición indecente ¡Traígan a sus hijas a la matanza!, gritaron con fuerza que no sirven de nada esos colores con los que están pintados las banderas que para algunos justifican que se baile La danza de La Muerte al son del ruido y la furia de las maquinas de guerra que, aunque nos parezca increíble, están diseñadas por hombres que son de la misma especie que aquellos que utilizaron su ingenio y sensibilidad para crear instrumentos musicales como aquel del que salieron las bellas melodías que compusieron la banda sonora de la miserable vida de El fantasma de la Opera.




Aunque fueron muchos los conciertos y festivales durante los cuales tuvimos el inmenso honor de ver en vivo y en directo a grupos gracias a los cuales el escenario se convertía en un volcán que bramaba con sonido atronador, sin lugar a dudas, el más especial de todos ellos fue aquel que se celebro la noche durante la cual, a parte de llegar el final del verano más especial de mi vida.


Y es que fue esa noche cuando él y su amada se enteraron de que, tras pensarlo mucho y reunir el dinero y el coraje necesarios, los Tercios de Flandes al mando de los admiradores del Capitán Alatriste íban a emprender una inolvidable y fascinante aventura gracias a la cual la emoción me embarga cada vez que recuerdo los inolvidables y maravillosos momentos vividos a miles de kilómetros de distancia de Iberia, la tierra labrada con los huesos de esos hombres y mujeres que para evitar que los señores del mundo les arrebatarán su libertad se enfrentaron a ellos durante sangrientas guerras libradas en la tierra y en el mar.


Aunque debe ser una experiencia incomparable contemplar el planeta tierra mientras sentado en el hielo que forma los anillos de Saturno tomamos una relaxing jarra of hidromiel, bien sabe Odín que este “Perfecto caballero” - "Si pudiera volar" al igual que el divino dueño del poderoso martillo Mjolnir – sin dudarlo ni un segundo reThornaría a Bochum, la ciudad germana donde esta el centro comercial de la cadena SATURN en el que, dando fe del cariño que me tiene, «La Hechicera que se licencio con honores en la faculta de Filología hispánica de la Ruhr Universität» invirtió varias horas de su vida en una operación cuyo objetivo era la caza y captura de uno de esos discos que liberan decibelios de ruido y furia al ser sacados de esas prisiones de plástico cuyas portadas provocaron que la mencionada dama se preguntara como era posible que bellos fuera la palabra utilizada por mi para definir a diseños tan horrorosos como el que el 8 de Febrero de 2013 fue testigo de cómo ella y yo celebrábamos nuestro primer aniversario mientras nuestros rostros eran bañados por los rayos gamma que atravesaron el agujero que el excesivo uso de laca por parte de Jon Bon Jovi abrió en la capa de ozono, y que dan nombre a la banda que vio la luz en 1989 gracias a Kai Michael Hansen, el simpático alemán de Hamburgo que un años antes, siendo aún miembro de Helloween, compuso “I want out”, ese himno power – metalero que puso el broche de oro al concierto que esta última banda dio el pasado 17 de Septiembre en Oviedo, y gracias al cual – casi un año después – se volvió a cruzar mi camino con el de ese miembro de La vieja guardia al que me UNE una alianza militar tan resistente como esas monstruosas obras de ingeniería que serían capaces de resistir el impacto de una explosión provocada por toneladas de DINamita.




Sin lugar a dudas, lo primero que cabría destacar es que, dado el volumen brutal de los decibelios que sonaban bajo la carpa montada en los aledaños del Estadio Carlos Tartiere, no sEria descabellado afirmar que un fulminante ataque de sordera habría sido bien recibido por la luna llena a la que aullaron los feroces lobos que deseaban devorar a esa pecaminosa Caperucita feroz que es dueña de una sonrisa a la que acompañada un puñal y que protagoniza el cuento musical escrito por Döria, banda esta cuyo “Despertar” discográfico fue para la critica especializada uno de los mejores discos mundiales del año 2011, y de la que el que esto escribe, por si sirve de algo para convertirse en colaborador de la web The Metal Circus, dirá que merece conquistar el corazón de la inmortalidad que, pincel y paleta de colores mediante, retrato a aquel libertino y seductor caballero ingles llamado Dorian y apellidado Grey.




Poco antes de las 22,30 h., apagado el eco de los temas tocados por el grupo catalán mencionado anteriormente, una versión gigante de la portada de Straight Out Of Hell sustituyo al telón en el que dos espadas piratas cruzadas hacían saber al respetable que el plato fuerte de la velada sería el desembarco de los cinco tipos llegados directamente desde el infierno que integran la banda nacida en la ciudad germana cuyo equipo de fútbol pasea su bandera pirata por los campos donde se juega la Bundesliga, y cuyos hinchas, al caer sobre ellos el negro manto de la noche, y con la firme intención de conversar sobre las incidencias del último partido jugado por sus ídolos, se reúnen en Sankt Pauli, el barrio rojo donde reina el pecado, y en el que es muy frecuente que el derramamiento de sangre sea la consecuencia inevitable de la cruz de navajas que se forma durante el duelo singular que enfrenta a dos hombres armados con sendos filos cortantes, y que tienen un mismo objetivo: cASTRAr a su oponente, y conseguir que, en ese campo de batalla que es el lecho, el fuego desprendido por el cuerpo de una ardiente mujer de dudosa reputación les ayude a derrotar a las gélidas tropas de El general invierno.


Si aún viviera el aviador cuyo nombre de guerra era der Rote Baron (Barón Rojo) y que murió el 21 Abril 1918 defendiendo al país en el que años después se construyo Das Kehlsteinhaus (El Nido del Águila), estoy seguro de que le horrorizaría saber que, mientras se gastan millones de dólares en el diseño y construcción de bombas atómicas, la gente muere de hambre bajo el cielo en el que vuela en libertad el águila que lleva pintados los colores del arco iris en las inmensas alas sobre las que llegaron hasta la capital del Principado de Asturias el batería Daniel "Dani" Löble, el bajista Markus Großkopf, la dupla de guitarras formada por Michael Ingo Joachim Weikath y Sascha Gerbig, y, sobre todo y ante todo, Andreas "Andi" Deris, el cantante que se gano al público desde el minuto uno gracias a la profesionalidad de la que ha hecho gala desde el día de 1994 en el que se convirtió en el tercer hombre elegido para llevar la voz cantante de la banda de Hamburgo.




El segundo puesto del setlist del concierto fue ocupado por el tema “Nabataea”, primer corte de su último disco y que puede definirse como una auténtica lección de historia dado que a lo largo de sus más de siete minutos de duración nos hace un breve resumen de la historia del imperio que entre el siglo IV a. C. y el I d. C. domino los territorios comprendidos entre el Sur y el Este de Palestina, y que en el año 106 d.C. se convirtió en una provincia del Imperio Romano tras la derrota de sus guerreros frente a los legionarios romanos junto a los que sufrio y combatio Marco Ulpio Trajano, el general hispano que protagoniza esa novela que, tarde o temprarno, a bordo de una cuadriga, Ira desde el Circo máximo hasta la biblioteca de este gladiador que no se cansa de leer una y otra vez El libro del heavy metal.




El echo de que Satánicos fuera el calificativo con el que los miembros de IRON MAIDEN fueron rebautizados por miembros de la Iglesia Católica a los que los berridos de Bruce Dickinson les parecían menos tolerables que los alaridos de dolor arrancados a los comunistas en los centros de tortura al servicio de la dictadura chilena da Fe de que son muchos los que piensan que El Diablo es el dueño de las almas de todos aquellos que dejan huella en la senda del metal que atraviesa El Valle de las Sombras.

Si fuera así, bien sabe Dios que una sonrisa tan grande como la de Joker se habría cincelado en el rostro de El Demonio si este último hubiera visto como esos cinco power metaleros extraídos del Infierno provocaban que el delirio y la furia se adueñaran del respetable gracias al tema que da título al décimo cuarto disco de estudio de los compatriotas de esa trágica obra protagonizada por Fausto.




Fue mientras estaba tomando unos relaxing dry Martinis in las paradisíacas islas of las Seychelles cuando a Andi Deris se le ocurrió la letra de la canción gracias a la cual acabo buceando en el interior de la atormentada alma de un hombre que – a sabiendas de que jamás podrá reparar las consecuencias de su último error – en lugar de poner tierra de por medio para huir del infierno que le persigue, tranquilamente esta “Esperando por el trueno” que ira acompañado del fuego purificador que pondrá punto y final a la concatenación de errores que ha sido su vida.



Gracias a El guardián de las siete llaves cruzamos la puerta que nos lleva hasta 1987, año este en el que un joven de 19 años llamado Michael Kiske sorprendió a propios y extraños con el potente chorro de voz con el que grito “Estoy vivo”, y que tuviéramos siempre presentes que no tiene sentido andar perdiendo el tiempo por ahí, y que, si nos lo proponemos, todos y cada uno de nosotros, podríamos llegar a ser tan poderosos como el hombre que pudo reinar.




Como ya ocurrió en otras faenas de la banda en La Piel de Toro, dado que estaba en el país en el que el espíritu cainita crece vigoroso y fuerte debido a que sus habitantes se crían mamando la agria mala leche que llena las ubres de las irreconciliables dos Españas que Goya tan bien retrato, uno de los mejores momentos de la noche llego cuando el frontman nacido en Karlsruhe y residente en Tenerife levanto entre el respetable publico un imaginario muro de Berlín y acto seguido, haciendo gala de su más que aceptable dominio del español, propuso que la derecha (Live) se enfrentará a la izquierda (Now) en un combate del que se proclamaría vencedor aquel que gritará más fuerte la palabra que le había tocado defender y que formaba parte del título de esa canción que nos recuerda que mientras siga latiendo nuestro corazón, por muy mal que vayan las cosas, bajo ningún concepto debemos bajar los brazos y permitir que nos aplaste el peso de los problemas que a diario nos encontramos mientras recorremos la miserable tierra en la que vivimos.




Para dar fe otra vez de que las mejores baladas son las baladas heavy, por cortesía de Sascha Gerstner, de las cuerdas de acero de una guitarra acústica salieron las primeras notas musicales de “Hold Me in Your Arms”, tema este que consiguió conmover a los camisetas negras allí reunidos, y es que, aunque digamos que somos tan duros como El Barbaro cimmerio nacido de la misma sangre de la guerra y para el cual el mayor placer de la vida es destrozar a nuestros enemigos y oír el lamento de sus mujeres, lo cierto es que a la hora de la verdad, en los círculos reducidos donde José María Aznar hablaba catalán con acento mejicano, damos un giro de 180º y, tras hincar nuestra rodilla en tierra, con la voz más dulce que conseguimos arrancar a nuestra garganta de acero suplicamos a nuestra compañera de armas que perdone nuestros crímenes de guerra y que no nos despoje de esa coraza que forja con sus abrazos y que evita que seamos aniquilados por nuestros Demonios y nuestros Fantasmas.




Aunque son muy gratos los momentos de los que podemos disfrutar gracias a ese sentimiento que consigue que sin oponer resistencia nos rindamos ante la persona que lo provoca, lo cierto es que también puede provocar situaciones que consiguen que salten al vacío los que caminan sobre su plateada y afilada hoja. 

Buen ejemplo de esto último son todos esos matrimonios que, a medida que el paso del tiempo va apagando la llama del cariño y la pasión, dan lugar a que sean muchos hombres los que, al igual que el protagonista de “Hell Was Made in Heaven”, acaben pensando que El Ángel de Guerra gracias al cual cruzaron Las Puertas del Cielo es en realidad una maligna criatura que solo pretende convertir su vida en un Infierno.



La pareja formada por el que esto escribe y “el hijo de un miembro de la Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil” a punto estuvieron de decir “a buenas horas mangas verdes” cuando Andi Deris, tras más de una hora de concierto, nos pregunto si éramos “metal”. Huelga decir que, ante tal pregunta, “Si” fue la respuesta que oyó de aquellos para los cuales la definición de "música celestial" es: Todas aquellas canciones heavy metaleras que a volumen brutal, a parte de conquistar nuestra alma infernal, nos dan el parte de guerra sobre lo acontecido en los campos de batalla donde combaten Soldados del Cielo que llaman hogar al lugar donde moran la sangre, la muerte, los gritos y el dolor.




Aunque siempre irá a rebU.F.O. del Doctor, Doctor que iba a borde del objeto volante no identificado pilotado por Phil Mogg, Andy Parker, Paul Raymond y Vinnie Moore, lo cierto es que, saltado lo saltado, la medicina musical siempre estará en deuda con el Doctor Stein.


Y es que el galeno que al caer la noche suelta en los bosques de La Selva negra a las divertidas criaturas que crea en su laboratorio, a pesar del desgaste físico de los pacientes allí reunidos consiguió que estos últimos sacarán fuerzas de flaqueza y se levantaran unos centímetros sobre el pavimento del aparcamiento de la fortaleza de acero y hormigón que alberga en su interior el verde campo de batalla donde un aguerrido canCervero defiende el escudo grabado en la camiseta del equipo cuyo primera equitación tiene los mismos colores que la del que hacer vibrar a los aficionados al fútbol que cada fin de semana ocupan su asiento en las gradas del Nachwuchszentrum VfL Bochum 1848, el estadio situado a tres kilómetros del pequeño apartamento que para este caballero andante y su bella dama fue un impresionante castillo durante los cinco meses que siguieron a la noche de “Halloween”.




Aunque siempre es un placer corear la canción con la que finalizo el espectáculo, y cuyo espíritu revolucionario queda patente gracias a estrofas como “Quiero vivir mi vida y ser libre”, lo cierto es que nunca me caracterice yo por ir contra las normas establecidas por Mis Estimados Progenitores y ese ente llamado El Sistema. Debido a ello y a que jamás triunfaría en deportes que exigieran velocidad, fuerza y coordinación, “prefiero más ser un indio que un reputado perito” no fueron las palabras que a modo de negativa salieron de mi boca cuando la santa mujer que siendo niño me inculco Ama, ama y ensancha el alma me propuso que matriculara mi carro de La Vida en el centro universitario donde, al fin y a la postre, me cruce con el heavy que, al terminar el concierto en La ciudad que vio nacer a La Regenta, le robo horas al sueño para traerme hasta La villa de Jovellanos.



Aunque parece que fue ayer cuándo - a sabiendas de que iba a cumplirse la igualdad "cinco asignaturas = cinco suspensos" – oyó de mis labios “a mi siempre se me dieron mal los años olímpicos, en 1992 también tuve que chapar durante el verano” lo cierto es que ya ha pasado media vida desde el día que conocí al que una fría mañana de invierno me saco de mi ignorancia y me hizo saber que la fea criatura que aparecía en el parche planchado a fuego en una cazadora vaquera era la mascota de IRON MAIDEN, y no un ejemplo de atrevidos diseños comercializados antes de que la primavera empeZARA en El Corte Inglés.


Los que con los conocimientos adquiridos en Elasticidad y resistencia de materiales gustosamente comprobarían si un perfil IPE 300 podría resistir un golpe de la espada de acero que empuñan los Guerreros del mundo, desde aquel día de 1996 en el que se conocieron, entre otras hazañas bélicas, secaron las Lagrimas de la Mandrágora nacida del semen de los ahorcados, se emocionaron escuchando La leyenda de El Hada y El Mago, y, ante todo y sobre todo, lo vieron todo En blanco y en negro en La Cabaña, el Clandestino antro de perdición en el que saltaban al son del heavy, y en el que el 26 de Junio de 2010 conocí a la mujer que el 8 de Febrero de 2012, deseosa de que fuera El guardián de su piel, se AVALANCHo sobre mí, y me dicto la hermosa y épica novela de caballería que sobre trozos de un papel roto  empece a escribir con la felicidad que llenaba el tintero en el que moje una pluma tan roja como las del águila que protege a los habitante de La Villa y Corte.


Gracias a un capítulo de esa novela conocí yo también el verdadero rostro de esos dos tRoVadores que cada vez que pienso en ellos consiguen que ¡maldito sea su nombre! sean las palabras que salen de mi garganta, garganta esta que me gustaría que tuviera la potencia que tiene la de Bruce Dickinson, ese pequeño gran hombre al que, por un puñado de dólares, gustosamente contrataría para que, hasta el fin de los días, pertuRVara la tranquilidad de tan miserable pareja gritándoles ¡que te jodan!, palabras estas que desde el desprecio y el odio les debería haber dicho yo el día que se quitarón la mascara y me enseñarón su verdadera cara.

Y es que este caballero andante es dueño de una cara que no se libro de "el dolor de los esclavos marcados" que le provoco el hierro al rojo vivo que libero en mi piel al perro traidor, insulto este con el que le tatuo el VeRdugo que ejecuto la sentencia a la que, por cometer ese gran crimen contra La Humanidad que fue vivir su vida lejos del camino de la perdición, le condeno el tRIVunal formado por los tres jueces a los que el que él que ante ellos tuvo que doblar la ceRVIz les demostro siempre una lealtad propia de un Perro de La Guerra obediente y servicial. 

Ante tal tesitura - mientras con los trozos de su alma rota forjaba la corona con la que se corono como el Rey de los idiotas que se comporto como "el buen amigo" del que no era digno el gran inquisidoR que, Facebook mediante, vomita el odio y la rabia que alberga dentro de ese putrefacto corazon cuyo nauseabundo hedor haría vomitar a ese tocayo suyo que fue rey de los ingleses y que, impulsado por los rugidos de su corazón, en el campo de batalla combatio con la fiereza de un león - el que su brillante hoja de servicios ensucio con la alianza militar que le unio a los tres colegas de Torquemada, juro ante Los Dioses de La Guerra que la mejor parte de él solo sería para aquellos para los que la palabra amistad no es sinónimo de servilismo y de obediencia ciega.


Ante tal tesitura, a través de este blog quiero que conste en acta que me llena de orgullo saber que cuando llegue al último kilómetro de la autopista al infierno y cruce las puertas tras las cuales están las calderas donde se queman los malditos, antes de que mi carne sea devorada por el fuego podré gritar a los cuatro vientos que aunque no conseguí ser el dueño y señor de un Universo de Heavy Metal si conseguí que me consideraran dignos de su amistad personas tan extraordinarias como ese hombre llamado Carlos y apellidado True Metal Warrior que, durante todos y cada uno de los años que estuvimos siguiendo a El Carnicero, me dio sobrados motivos para afirmar que si algún día tenia que entrar en combate para enfrentarme a la División Fantasma que dejaba tras de si un rastro de muerte y destrucción, sin lugar a dudas, él sería uno de mis mas fieles aliados durante mi bautismo de fuego.

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