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domingo, 24 de noviembre de 2013

La banda sonora que DÖRIA escribió para la película vital que al “Despertar” protagoniza “El luchador”


Aunque en un principio son solo un nombre más en mi particular versión de “La lista de Schindler”, en honor a la verdad, entre las 338 que he visto hasta la fecha pasando por taquilla son varias las películas que – dejando de lado su calidad cinematográfica – tienen un merecido lugar en mi memoria sentimental por haber sido vistas en momentos de mi vida que, por una u otra razón, fueron especiales para mí.


Y es que, cada vez que se acuerda de la noche de Junio de 2010 durante la que conoció a «La dama junto a la cual veintiocho meses después surco los cielos de Europa a bordo de un pájaro de hierro cuyo vuelo emulo al del “Águila Roja”», el “Centurión” al mando de la “Legión” de la que desertaron todos sus colegas para evitar verse envueltos en una “Pelea callejera” por culpa del discutible gusto cinematográfico del que los llevo hasta las selvas del “Congo” regresa a la sala de cine donde vio “El retrato de Dorian Grey”, la película que, al fin y a la postre, sería la última vista por mi siendo un “Ronin” – un samurai sin señora feudal a la que servir -, y en la que el actor que dará vida al “Séptimo hijo” encarna a un libertino aristócrata inglés cuyo nombre inevitablemente provoca que en la cabeza del “Templario” que empuña una espada forjada con el acero del que esta hecha la doncella de cuyo vientre salio el séptimo hijo del séptimo hijo suenen las canciones que componen el primer y extraordinario disco de la banda a la que descubrió la templada noche de verano del 2013 en la que con una soberbia interpretación del himno “Hail & Kill” puso fin al no menos soberbio concierto con el que calentó al personal que estaba esperando por el trueno que bajo la carpa levantada en los aledaños del Estadio Carlos Tartiere descargaría el grupo que, en 1984, Michael Ingo Joachim Weikath formo con ayuda de Kai Michael Hansen, el simpático guitarrista de Hamburgo al que conoció mientras ambos hacían el servicio militar, y cuya voz – desde el 8 de Febrero de 2013 - quiebra el silencio de la habitación del que esto escribe gracias a la que viajo hasta Saturno para robar el rayo gamma con el que ilumina al que al igual que ella desearía que “La pared” construida con un trabajo estable y una acogedor hogar les hubiera impedido escapar de la ciudad de Renania del Norte - Westfalia de la que el pasado 13 de Abril quisieron escapar los powermetaleros germanos que tienen buena culpa de que en este blog vuelva a tener cabida una sui generis critica musical.




A principios del año en el que conocí a «La hechicera que domina la gramática gerMana», Martí Dòria - en la ciudad donde nació el hombre de negro que, al igual que El Duque que duerme el sueño eterno en una tumba sin nombre, se define a si mismo con los adjetivos feo, fuerte y formal - puso voz y su primer apellido al servicio de la banda que – tras los inevitables abandonos que se suelen producir cuando los músicos que empiezan no creen pertinente seguir formando parte de un proyecto cuyo futuro es incierto – actualmente esta compuesta por el mencionado catalán de Barcelona y Víctor Vázquez & Laura Moral (guitarras), Lluís Ripollés (bajo) y Pep Rovira (batería).


Fue en Junio de 2011 cuando la banda comenzó la grabación del disco que el 20 de Octubre de 2011 presento a la critica especializada, y en cuya preciosa portada – por cortesía de Joel Marco, el diseñador cuyo nombre es sinonimo de la calidad gracias a la musa que ese mismo año provoco que la pluma que portaba la mano del susodicho volase sobre el folio blanco en el que, con el poder de un Dios, dio vida la ángel de ANKOR - se puede ver a una joven que es bañada por los rayos del astro que durante el verano que la banda estuvo encerrada en los estudios de grabación Radish Records (Tarragona) se reflejo en las aguas del mar que baño el arenal de la playa gijonesa donde tantas tardes – con la excusa de ver allí desembarcar a la 1.ª División del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos de América - estableció su cuartel general el que valiéndose de conversaciones sobre lo divino y lo humano intentaba descubrir cual era el arma secreta de aquella cuyo corazón meses después conquisto gracias a cien regimientos de Lansquenetes a los que dio apoyo aéreo Der Rote Baron.


Tras unos hermosos acordes que nos invitan a “Despertar” con una sonrisa en los labios, de los labios de Martí Dòria sale un potente tema que insufla viento en las velas de nuestra galera romana, y que, ante todo y sobre todo, nos aconseja que golpeemos fuerte a sus remeros para que estos últimos con la fuerza de sus musculosos brazos consigan que la embarcación que los alberga en sus entrañas – devorando las millas náuticas con la “Velocidad de escape” con la que las damas huyen del canto del tiempo – se libre de ser abordada a sangre y fuego por “Los Tigres de La Malasia” cuyo objetivo es destrozarnos a zarpazos valiéndose de nuestros “Pensavientos”, esos que en 2010 dierón nombre a su primera y única maqueta, y por culpa de los cuales en demasiadas ocasiones, mal aconsejados por esas malas compañías que son Los Demonios & Los Fantasmas que viven en nuestra mente y que disfrutan devorandonos las entrañas, atravesamos las brasas con botas de cera mientras ignoramos los bienintencionados consejos de aquellos que nos advierten que mal rumbo nos hemos marcado, y que caminando por el filo de la navaja el tajo poco tardará en llegar.




Dada la alianza musical que temporalmente se estableció entre DÖRIA y HELLOWEEN, bien se podría decir que las calles del barrio más pecaminoso de los ciento cinco en los que esta fragmentada la ciudad que vio nacer a la mencionada banda alemana son recorridas por nosotros gracias al tema que aparece en tercer lugar en el track - list del disco, y que bien podría definirse como un medio tiempo, calificativo este último que los críticos musicales a los que reseñas como esta si les darían de comer emplean para referirse a temas a los que les falta la dureza propia de los que son heavy, y carecen de la suficiente sensibilidad como para ser denominados balada empalagosa.


Mientras que Rick Blaine – ante la atenta mirada del mundo que se derrumbaba alrededor de él – se enamoro de una mujer cuyas formas estaban cubiertas por un vestido cuyo color azul contrastaba con el color gris de los uniformes de los soldados nazis que habían conquistado Paris, el protagonista de la canción, derrotado por un mundo que se ha vuelto loco, y con la firme intención de no estar solo, por un puñado de euros y tras quitarse la ropa que le quema la piel, será hechizado por la magia de una de esas mujeres que ejercen el antiquísimo oficio que atrae a los que con la cartera llena dejan sus huellas en la Herbertstraße, la calle de Sankt Pauli cuyos sesenta metros de longitud – al caer la noche – son iluminados por la “Luz roja” de los escaparates tras los cuales se exhiben las que con nombre de guerra Roxanne mantienen oculta su verdadera identidad.




Bruce Dickinson de mi vida tu que eres heavy como yo, y por eso te quiero tanto y te doy mi corazón. Haz buen uso de tu florete, y, por toda la discográfica de IRON MAIDEN, atraviésame el corazón ante la más minima sospecha de que saldrá de mi boca una burrada capaz de conseguir que a mi acompañante le embargue la indignación” dado que la suplica que con estas palabras lance no fue escuchada por aquel cuya potente voz tantas veces han escuchado mis vecinos y familiares cercanos, la noche del 22 de Abril de 2011, una gracia sin gracia salio de mis labios mientras en el cielo sobre La Villa de Jovellanos reinaba una luna llena tan brillante como aquella a la que aullaron los Canis lupus que en una de las pantallas grandes de los cines Yelmo con sangre firmaron un pacto del que fui testigo, y que eran tan feroces como el que quería devorar a la inocente niña que se protegía de las inclemencias del tiempo con una caperuza roja como con la que, al caer la noche, se protege “Caperucita Feroz”, ese ser surgido de la oscuridad que lleva entre las piernas el fuego de Lucifer y en cuya cara inocente que es una bendita maldición esta cincelada una sonrisa a la que acompaña el puñal con el que ha dado muertes a cientos de lobos que la quisieron cazar.




Optimismo, Fuerza y Coraje son “Los tres mosqueteros” a los que “Despierta” “El quinto elemento” musical de la obra musical hoy reseñada, y es que el que más de una vez – tras gastar su tiempo y su dinero viajando al fin de la nochelamento al despertar que una mujer sin piedad le hubiera dado la vida, tras la escucha de la canción en cuestión, ha llegado a la conclusión de que, tal como bien afirma la susodicha, a pesar de que los problemas con los lidiamos todos y cada uno de los “Días extraños” que conforman nuestra existencia nos parezcan tan temibles e invencibles como a David le pareció el gigante al que se enfrento “En el valle de Elah”, “La vida es bella” y por ello debemos disfrutar de ella teniendo la certeza de que, de lo contrario, “Cuando el destino nos alcance”, el dolor que sentiremos por no habernos saciado con las maravillas que llegan a nuestra existencia con cada despertar será tan grande como el que siente aquel al que el fuego del crematorio le devora estando vivo y despierto.




“Ciudad esperanza” fue la siguiente parada del viaje musical durante el cual acompañe a los que conocí setenta y dos horas antes de que mis oídos y los de la dama a la que le esta tan agradecido el Rosendo que hay en mi fueran acariciados por Los Suaves maullidos de los gatos orensanos que compusieron la banda sonora de la noche durante la cual, bajo un cielo de cemento, mensajeros de desgracia golpearon la puerta tras la cual vivía la mujer que, por cortesía de los susodichos y mientras Satanás andaba de fiesta en el barrio de El Infierno, recibió las malas noticias que, para su desgracia, le dieron parte de que, en los billares de la esquina, con cara de bueno había muerto el joven sentimental y sincero al que dio la vida, y cuyo recuerdo – hoy en día – provoca que el sonido de sus llantos arrancados por su destrozado corazón de madre quiebre el silencio del espacio físico delimitado por las cuatro paredes del apartamento por el cual paga el Impuesto de Bienes e Inmuebles al ayuntamiento de una ciudad llamada Perdición.



Mientras que los hombres que escribieron “La leyenda de la ciudad sin nombre” a la llegarón siguiendo a una estrella errante buscaban oro en las entrañas de la misma, tranquilidad y estabilidad es lo que esperan encontrar en la ciudad que da título a la canción los que se dirigen hacía esta tropezando siempre con la misma piedra y con el petate cargado con recuerdos del pasado que les impiden avanzar como al árbol transmisor de momento giratorio soportado por los cojinetes le impide girar la arena depositada en estos últimos, y que tiene la misma composición química que la llenaba los bolsillos del cantautor barcelonés que se sentía como un burro amarrado a la puerta del baile, y que, tras la mezclarla con agua, podría haber hecho con la mezcla resultante replicas de esos de pájaros de barro que surcaron el trozo de cielo bajo el cual estuvo el que dejo sus huellas en la nieve que cubrió las "Calles de fuego" de Bochum, la ciudad del Estado Renania del Norte - Westfalia en la que durante cinco inolvidables meses vivió junto a la que - tras robarle el corazón valiéndose de una pistola cargada con su belleza, su simpatía y su extraordinaria calidad humana - fue nombrada hija adoptiva de la "Ciudad de ladrones".


Dado que en todo disco heavy que se precie debe haber una balada que confirme una vez más que las mejores son las escritas por aquellos por cuyas venas circula la gasolina que alimenta el motor de una motocicleta Harley – Davidson, y que es bombeada por un corazón tan bravo como el de un Highlander y cuyos latidos suenan tan fuerte como la batería doble bombo que Mike Terrana trata a la baqueta, con el tema “Si te vas” los catalanes de Barcelona han cumplido dicha ley no escrita.


Dado que – con permiso de El vil metal – se puede afirmar que El Amor es el guía que marca nuestro camino vital, como no podía ser menos, la preciosa balada mencionada anteriormente esta protagonizada por las diferentes formas con las que se nos aparece tan puro sentimiento. Y es que dado que el amor de nuestra pareja sentimental, nuestros padres, nuestr@s herman@s y nuestr@s compañer@s de armas – de diferente forma pero con igual intensidad – da un toque de color al blanco e inerte lienzo que es nuestra vida, bien se podría decir a todos ellos que si se van el pincel empuñado por el dolor provocará que los yermos campos arrasados por la guerra donde tuvo lugar El triunfo de La Muerte que inmortalizo Brueghel El Viejo sustituyan al bello y luminoso paisaje que ellos pintaron para nosotros valiéndose de su sonrisa, su extraordinaria calidad humana, las caricias con las que nos despertaron y la ternura y el cariño con el que nos ofrecieron sus hombros para que sobre ellos derramáramos nuestras lagrimas.




Afortunadamente para el oyente, el sentimiento de tristeza que impregna el tema comentado anteriormente es eliminado fulminantemente de nuestro corazón gracias al nacimiento de una “Nueva Vida”.

Fue a principios de 1992 cuando oí caer lagrimas en el cielo gracias a la profesora de Inglés que semanas antes – tras negarse a hacerse la sueca ante los impertinentes comentarios que salieron de mi boca cuando por mis oídos entro la baladita “It must have been love” – provoco que las grietas de las paredes de uno de los pasillos del Instituto de Educación Secundaria Nº 7 dijerán debe ser amor lo que siente por nosotras ese muchacho que lleva casi cincuenta minutos mirándonos fijamente.


A pesar de que la insensibilidad que llevaba dentro el adolescente que un día fui impidió a este último emocionarse con la triste letra a la que envuelven las notas musicales que Eric Clapton con su mano lenta arranco a su guitarra, lo cierto es que tengo que reconocer que a día de hoy es inevitable para mi emocionarme cuando oigo al inglés de Ripley (Surrey) dirigirse a Connor, esa inocente criatura que falleció trágicamente el 20 de marzo de 1991, y que cuatro años antes – tras salir del vientre de la mujer en la que planto su semilla el mencionado músico - provoco que su padre fuera embargado por la misma alegría que a mediados de 2011 embargaba a Marti Dòria al saber que muy pronto la esperanza nacería con cada sonrisa del ángel bañado por estrellas de plata que hoy en día es la melodía más hermosa de su canción, y que, dentro unos años, dejara de ser un indefenso cachorro y, “Con su propia ley” y la fiereza propia de “El rey león”, sin miedo a nada ni a nadie sobrevivirá en “La jungla humana”.




A pesar de que no era tan luminoso y colorido como el maravilloso país al que llego Alicia siguiendo las huellas de El Conejo Blanco, y de que con las cervezas que tomamos en él no nos dieran chocolatinas tan sabrosas como las salidas de la fabrica de Willy Wonka, lo cierto es que «El caballero de la lanza dorada» siempre agradecerá a «La dama de mirada calida que admira la obra del creador de "Eduardo Manostijeras"» que le brindará la oportunidad de cruzar las puertas del Contra Pub Heavy, el selecto antro de perdición burgalés tras cuya barra reina un simpático True Metal Warrior que es dueño de una frondosa cabellera que, sin lugar a dudas, sería un preciado botín de guerra para los miembros de la tribu a la que pertenece Tonto, el nativo norteamericano al que dio vida el actor que empuño la navaja cuya hoja “Sweeney Todd” tiño de rojo con la sangre que salio a borbotones de la garganta de aquellos que – a diferencia del mercenario alemán que fue decapitado por su propia espada y cuyo espíritu aterroriza a los habitantes de “Sleepy Hollow” – tenían sobre sus hombros una cabeza cuyo bello les llevo a cruzar las puertas de la barbería donde, para su desgracia, les cortaron algo más que el pelo.


“El barbero demoníaco de la calle Fleet” que el 21 de noviembre de 1846 fue presentado en sociedad por cortesía de un cuento firmado por Thomas Prest es el protagonista absoluto de un tema gracias al cual DÖRIA demuestra que sus composiciones musicales pueden ser tan oscuras como esas siniestras bandas que en el voluminoso libro del heavy metal aparecen en la G de Gothic Metal, y que bien podrían haber formado parte de la discoteca de los autores de los crímenes que a mediados del siglo XIX protagonizaban los artículos de The Times que tantas veces sirvieron de inspiración al escritor mencionado anteriormente.



“Cuando nacemos, todos a nuestro alrededor sonríen orgullosos, mientras nosotros lloramos. Vive y ve la vida de forma, que cuando tu mueras seas tu el que sonría y todos a tu alrededor los que lloren”, aunque estas frases con ínfulas de máxima vital grabadas en la etiqueta de una botella de Aquarius no le hagan justicia al profundo mensaje que se extrae de la lectura de la “Carta al barquero” lo cierto es que sintetizan bastante bien lo que pensaba el que, tras vestirse con sus mejores atuendos y comprar con dos monedas el billete para un viaje que no era precisamente de placer, exigió a Caronte que lo llevará a El Inframundo, el lugar al que las aguas del Aqueronte separaban de La Vida, allí donde sembró amor mientras sus pabellones nasales eran conquistados por el nauseabundo hedor de las flores del mal


Tras el pertinente análisis de la existencia del que - llegada la hora del mas triste adiós, y apoyado por una preciosas melodías que bien podrían formar parte de un “Requiem por los que van a morir” - pidió a su amada que abrazará a los que él les entrego lo mejor de si mismo, dado que – tal como declaro ante el jurado encargado de fijar su última residencia – nació cobarde y fue incapaz de enfrentarse al tormento existencial con la valentía de los héroes dignos de vivir eternamente en Los Campos Elíseos, sin lugar a dudas, lo más justo sería que – debido a que tampoco alberga en su interior un alma tan malvada y traicionera como la de aquellos que en El Tártaro sufrirán horribles castigos eternamente - Los Prados Asfódelos fueran el destino final del que, al igual que El barquero infernal, con la fuerza de los brazos con los que empuña un remo lucha contra las fuertes corrientes de las aguas del río de la tragedia que ambos surcan a bordo de una barca.




Aunque por fortuna o por desgracia mis manos nunca fueron manchadas con la sangre de cien hombres a los que les corte la cabeza para que hubiera un cambio de piezas en un tablero de arena y sal, lo cierto es que, al igual que el protagonista de uno de los mejores temas heavy escritos en la lengua de Cervantes, me siento como un idiota por haber malgastado mi tiempo con tres personajes con los que tuve un comportamiento que ahora me llena de vergüenza.

Y es que, “Por si sirve de algo” me arrepiento de ser amigo de aquellos que – tras haberles demostrado la lealtad propia de “Los perros de La Guerra” mas fielesamparados por la cobardía que les impide decir las cosas a la cara, pintaron el muro de su Facebook con insultos con los que dejaron claro que yo era digno de su desprecio por el mero echo de abandonar el “Camino a la perdición” y vivir “Lejos del mundanal ruido”, allí donde sigo recibiendo la visita de esas buenas personas para las cuales amistad no es sinónimo de servilismo, y que en definitiva forman el “Grupo salvaje” del que han sido expulsados ese trío de RIVales míos entre los cabe destacar a la impresentable pareja formada por: una Vocazas muy femenina y un tipejo que gracias a su particular versión de “El sexto sentido” ve fachas en todas partes, y que, mientras demuestra que desconoce el significado de las palabras respeto y educación, consume su patética vida en bares en cuyas esquinas llora por la muerte del que fue entrenador de once tuercebotas rojiblancos.




A pesar de que el disco hoy reseñado sea uno de esos que consigue que mientras los escuchas desees fervientemente que nunca llegue el track que musicalmente le pondrá punto y final, lo cierto es que en el caso que nos ocupa y nos preocupa se puede afirmar que – durante las próximas escuchas – recibiré con agrado la llegada del precioso “Amanecer” que una vez más sorprenderá a Martí Dòria acompañado por la sección femenina del cuarteto tarragones JIGGY.

Arropado por las dulces voces de Sarah Díaz y Nuria Malapeira, el que durante los diez temas anteriores expulso un potente chorro de voz a través de su garganta, llegado el décimo primero, demuestra que de ella pueden también salir dulces palabras impregnadas por el dolor que es dueño y señor del corazón de todos aquellos hombres para los cuales - desde que se fue de su lado la que con su sonrisa tan calida como un “Amanecer rojo” consiguió que fueran tan bravos como “El guerrero del amanecer” - cada amanecer es un “Amanecer Zulu” al que siguen veinticuatro horas durante las cuales la pena y la tristeza los machacarán con la brutalidad con la que el 22 de enero de 1879, en las llanuras de Isandhlwana, los guerreros a las ordenes de Ntshingwayo Khoza destrozarón a los casacas rojas del Barón de Chelmsford.




Mientras cuento las horas que quedan para que, a volumen brutal, la banda golpee otra vez a mis oídos con sus extraordinarias composiciones musicales, solo me queda decir que, oído lo oído, para “El luchador” que esto escribe será un gran placer "Despertar" sabiendo que el disco hoy reseñado formará parte de la banda sonora de las horas que seguirán a aquellas durante las cuales, sueños salvajes mediante, libraré encarnizados combates cuerpo a cuerpo con «La dama que desde hace años consigue que hasta el más negro amanecer sea un amanecer de gloria».

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