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lunes, 25 de junio de 2012

En una calle de Gijón de cuyo nombre cierta dama no quiere acordarse…


Fue el pasado 23 de Junio de 2012 cuando, mientras leía el obituario de Juan Luis Galiardo, no pude evitar acordarme de que durante la madrugada del 24 de Junio de 2011, Don Quijote de La Mancha – uno de los personajes que el que fuera uno de los galanes más reputados del cine patrio encarno en la pantalla grande – fue el protagonista de la conversación que mantuve con la dama que aquella noche junto a mí fue iluminada por el fuego de La Hoguera de San Juan, y que el 5 de Febrero de ese año, mientras en el ROCK INFERNO sonaban a volumen brutal “Las campanas del Infierno”, quedo estupefacta y anonadada cuando – ante su afirmación “Me gusta el jazz, me gusta mucho Ella Fitzgerald – broto de mis labios la siguiente respuesta ¿Esa tía esta muerta, no?


Aunque se que todas y cada una de las escaramuzas que desembocaron en lo que «El manco de Lepanto» definiría como “la más alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros" fueron de lo más grato para ella estoy seguro de que no habría tenido inconveniente en que aquella noche un servidor no la hubiera deleitado con un monográfico sobre los grupos de folk – metal españoles que habían puesto música a algunos de los capítulos de la novela protagonizada por aquel hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

Y es que a pesar de que los prejuicios del gran público hayan conseguido que se imponga la idea de que los grupos de heavy – metal se dedican única y exclusivamente a narrar las hazañas bélicas de “Los guerreros del mundo” o a marcar “El número de La Bestia” para, conferencia telefónica mediante, vender su alma a El Diablo, lo cierto es que son muchas las canciones heavy - metaleras que se han inspirado en libros.


Sin animo de ser exhaustivo basta citar "Brave New World", "Quest for Fire" y "To Tame a Land", canciones estas con las que la banda IRON MAIDEN rindió su particular homenaje a las novelas “Un mundo feliz” (Aldous Huxley), “La Guerre du feu” (G. K. Chesterton) y “Dune” (Frank Herbert).

Dicho esto – a pesar de que por desgracia para ellos “su particular homenaje musical a la literatura” nunca alcanzara el reconocimiento que en su día obtuvo “La Doncella de Hierro” – sería injusto no reconocer los meritos de las bandas oriundas de La Piel de Toro que a través de la música rindieron pleitesía a la obra literaria de autores como por ejemplo Jose de Espronceda y Miguel de Cervantes y Saavedra.


Si aquel pirata llamado El Temido que - con diez cañones por banda y viento en popa toda vela – surcaba los mares a bordo de un velero bergantín, tuvo el inmenso honor de protagonizar una canción escrita por los riojanos TIERRA SANTA, el que estuvo enamorado de una moza labradora de muy buen parecer que respondia al nombre de Dulcinea del Toboso consiguio hacerse un hueco en el estudio de grabación de Mago de Oz y Saurom, grupo este último que en 2005 - coincidiendo con el 400 Aniversario de la primera publicación de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha – escribieron «La batalla con los cueros de vino» la cual – a parte de ser una de las mejores canciones de folk – metal escrita en la lengua de Cervantes – es uno de los mas bellos homenajes a aquel loco vagabundo que deambulo por Castilla junto a su fiel escudero Don Sancho.



No obstante a pesar de los meritos de la composición musical de los juglares de San Fernando (Cádiz), a día de hoy la música más adecuada para leer la novela más famosa del autor de “La Galatea” es “La leyenda de La Mancha” (1998), cuarto álbum de estudio de Mago de Oz, el grupo madrileño cuyos integrantes, dos años después, vieron como el buen puñado de euros que lleno sus alforjas gracias al éxito comercial de su tema “Fiesta pagana” provoco que la sección más talibán de La Hermandad Heavy pusiera precio a sus cabezas.


Aunque todas y cada una de las trece canciones que integran el disco (incluidas las dos instrumentales) son una pequeña obra maestra musical lo cierto es que hay unas que destacan claramente sobre las demás.

Durante la segunda jornada de nuestra marcha a través de las tierras de Castilla tenemos ocasión de conocer a un juglar que viene de un tiempo más allá de la razón y que tiene a bien hacer más llevadero nuestro camino deleitándonos con unas palabras sobre los misterios que rodean a «El Santo Grial», lo que para unos es una leyenda y para otros una realidad palpable que tiene forma de copa. A parte del valor como “documento histórico” que tiene la historia que el viento le susurro, cabe destacar del encuentro con el viejo juglar el consejo que este nos da, un consejo lleno de sabiduría mediante el cual nos recomienda que, además de llevar en nuestra mochila cargada con toneladas de Fe, contemos con los servicios de ese fiel escudero llamado El Valor, y ante todo y sobre todo nunca dejemos que nuestros pasos sean guiados por el lado oscuro de nuestro corazón.



A pesar de es muy duro saber que un servidor nunca jamás un caballero andante será lo cierto es que ese enorme dragón que es la dura realidad sucumbe a mis pies cuando, al son «La Leyenda de La Mancha», abro esos libros que llevan a mi alma volando hasta la tierra que esta situada al norte del tiempo y al este de la realidad, hasta ese lugar mágico y maravilloso donde, gracias a las historias escritas con tinta negra sobre páginas blancas, armado con una espada que sirve al honor, me bato en duelo con los malandrines del lugar.



En estos tiempos en los que son muchos los que no ven más allá de su nariz y son incapaces de comprender que no todo es blanco o negro, es de lo más recomendable la escucha de «Molinos de viento». Y es que este tema – a parte de ser una inyección de alegría capaz de conseguir que nuestros particulares gigantes se conviertan en simples molinos – es una invitación a que – en lugar de ir tras los pies de los que se creen capaces de definir el odio o el amor –protagonicemos nuestra propia historia y nos marquemos nuestro propio camino, un camino durante el cual – sin olvidarnos de beber, cantar y soñar – debemos poner el corazón en todo lo que hagamos y nunca jamás perder el interés por aprender sobre todo aquello que nos rodea.



Aunque para «El templo del adiós» la banda se baso en «Temple of the King» tema original de Rainbow lo cierto es que ello no le quita ningún merito puesto que, sin duda alguna, la letra escrita por Txus – líder y alma mater de la banda madrileña – ha dado lugar a una de las baladas más bellas escrita en la lengua de Cervantes.

A pesar de que es muy triste saber que, dado que todo tiene su fin, tarde o temprano todos nosotros tendremos que poner el punto final a nuestra “novela vital” lo cierto es que - llegado el momento de montar a Rocinante tras llenar nuestras alforjas con la amistad y el amor del que nos hicimos merecedores durante nuestro viaje - el trago sería menos amargo si, en lugar de La Dama de La Guadaña, fuera El Caballero de la Blanca Luna el encargado de marcar el camino hacía la luz.



Dado que Todos soñamos con ser / Un caballero y tener / Algo por lo que luchar / Y un amor que defender estoy seguro de que seguirá teniendo millones de lectores El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha novela esta que espero y deseo poder acabar de leer algún día. Hasta el día que eso ocurra, con el firme propósito de conseguir no ser simplemente uno más para mi Dulcinea y mis fieles escuderos, con la rebeldía propia del mar y con la nobleza como bandera, al grito «Ancha es Castilla», cargare con la lanza en astillero contra todo aquello que ose atacar a mi Insula de Barataria.

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