Vistas de página en total
lunes, 4 de junio de 2012
El efecto de Monsieur Lazhar sobre las crisálidas de mariposa
Dado que la cabra tira al monte - o mejor dicho – dado que a mí siempre me gustaron las películas en las que por una u otra razón se reparten ostias como panes, hasta la fecha la única película sobre profesores que, a tenor de mis exigencias, había conseguido aprobar con nota era “El sustituto” (1996), cinta esta en la que John Shale (Tom Berenger), un ex-marine y mercenario de la CIA, con objeto de atrapar a los autores de la brutal agresión sufrida por su novia se infiltra en el instituto donde esta imparte clases de historia, clases estas cuya “programación didáctica” sufrirá una radical modificación gracias a esas charlas magistrales en las que “el sustituto” narra las batallitas en las que intervino durante la guerra de Vietnam.
Puesto que al igual que las ninfas que se convierten en hermosas mariposas de vivos colores, mis gustos cinematográficos han sufrido una sustancial evolución – coincidiendo con estos días en los que vemos como sin un atisbo de WERTgüenza son muchos los que están dispuestos a desmantelar la Enseñanza pública – ha sido de lo más gozoso para mí el visionado de “Profesor Lazhar” (2011), película esta que sin lugar a dudas llegara al corazón de los profesores, esos funcionarios cuya labor no es lo suficientemente reconocida y entre los que seguramente hay algún@ que cayo prisioner@ de la tristeza al comprobar como esa dura realidad en la que tienen que ejercer de domador@s de circo con fierecillas asilvestradas que les sueltan perlas tales como – Oh hij@ de mujer de vida licenciosa y disipada como te pille a la salida del instituto te rajo – se llevaba por delante esos sueños en l@s que eran despedid@s por su alumn@s con las primeras estrofas del poema "¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!"
La mencionada producción canadiense, basada en una obra de teatro escrita por Évelyne de la Chenelière, y que desde su estreno, a parte de hacerse merecedora de excelentes criticas, ha sido galardonada con diversos premios - Festival de Toronto: Mejor película canadiense, Festival de Locarno: Premio del público y Festival de Valladolid - Seminci: Mejor guión, Premio FIPRESCI – narra la historia de Bachir Lazhar (Mohamed Fellag) un inmigrante argelino que consigue trabajo como profesor de primaria en un colegio de Montreal.
Aunque poner al frente de una clase a un profano en todo lo concerniente al sistema educativo no es algo novedoso – sirvan como ejemplo la muy recomendable “Poli de guardería” (1990) y la insoportable “Mentes peligrosas” (1995) – lo cierto es que la cinta dirigida por Philippe Falardeau consigue sorprender y emocionar gracias a una historia en la que en ese pequeño microcosmos que es una clase se abordan temas tan diversos como los diferentes enfoques sobre la educación, la muerte o la inmigración.
Con la entrada en clase del profesor Lazhar se producirán una serie de cambios que no siempre serán bien recibidos por sus alumnos, una serie de niños que – a juicio de su nuevo responsable – carecen de disciplina y lo que es peor del suficiente nivel.
A medida que transcurre el curso, Lazhar, además de elevar el nivel de sus pupilos gracias entre otras cosas a dictados de textos sacados de algo tan poco infantil como son las novelas de Honore de Balzac, a parte de enseñarles mediante fabulas todo lo que deberían saber sobre las cosas menos gratas de la vida pone todo su empeño en conseguir que sea tratado abiertamente el tema que le llevo a cruzarse en sus vidas: el suicidio de la anterior profesora.
El hecho de que Lazhar sea oriundo de Argelia – un país donde la violencia y la muerte están a la orden del día gracias a las atrocidades llevadas a cabo tanto por los terroristas del GIA (Grupo Islámico Armado) como por el ejercito que les combate – hace que su visión sobre La Muerte sea más cruda y realista que la de los responsables del centro, los cuales – ignorando que ignorar un problema no implica que desaparezca - se empeñan en tapar el tema como sea para no traumatizar a los niños.
La inmigración – un tema al que ponen rostro las diferentes nacionalidades de los alumnos que ocupan los pupitres de la clase de Lazhar – se aborda desde el punto de vista de este último, el cual – en claro contraste con el color rosa que impregna los reportajes de “Españoles por el mundo” – nos muestra que cuando uno se convierte en extraño en tierra extraña – tal como afirmo Isabel Allende – a parte de verse obligado a caminar sin las muletas que le han servido de sostén hasta entonces, debe comenzar desde cero, porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes.
En resumen, esta película sobre un profesor que considera acertadamente que los niños son adultos que siguen hablando como niños es de lo más recomendable y es una excelente excusa para alentar el debate sobre un tema tan complejo como es enseñar a los hombres y mujeres del mañana, hombres y mujeres del mañana a los que hoy en día la sociedad actual – como si fuera el árbol de la fabula que secretamente quería que su crisálida no creciese mas – se empeña en esconder en frondosos bosques para que no vean al lobo feroz comerse al cordero o como la razón del más fuerte siempre es la que gana, en fin cosas que deberían saber más pronto que tarde puesto que, por desgracia para todos nosotros, la injusticia, el dolor, la soledad o la muerte forman parte del temario del libro de texto de esa dura asignatura que es La Vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario