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viernes, 22 de junio de 2012
La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora - José Ortega y Gasset
En estos días en los que son muchos “Los gatos al agua con botas” que aluden a la fabula “La cigarra y la hormiga” para defender que el hecho de que los germanos, al son de RAMMSTEIN, trabajasen duramente auf der Sonne über Deutschland (bajo el sol sobre Alemania) mientras los españoles se pasaban la vida de juerga es motivo más que suficiente para que Frau Angela Merkel, haciendo gala de la severidad de la Srta. Rotenmeyer, y gritando ¿Qué pasa contigo, tío?, haya dado un fuerte tirón de orejas al Gobierno del país que junto a Portugal, Italia y Grecia tiene el dudoso honor de formar parte de la pandilla “Los cuatro cerditos (PIGS)” ha llegado a nuestras pantallas la más fascinante y épica adaptación cinematográfica que se ha hecho de uno de los cuentos más famosos de los Hermanos Grimm.
Y es que, sin lugar a dudas, para este amante de historias ambientadas en aquellos tiempos oscuros en los que la vida de un hombre dependía de su destreza con la espada el visionado de "Blancanieves y la leyenda del cazador" ha sido de lo más gozoso más aún teniendo en cuenta que durante el lance fue acompañado por «Der Krieger Mädchen», esa noble dama de cabellos oscuros como la bendita noche de Junio durante la que la conocí, labios rojos como las plumas que identifican al justiciero enmascarado que nos unió, piel tan blanca como las nubes de las que se sirvió para provocar la lluvia con la que sello las grietas de mi vida, y que en un alarde de osadía por su parte, y sin rubor alguno, afirmo que el título del séptimo álbum de estudio de los suecos AMON AMARTH - “Twilight of The Thunder God” – era una burda copia del de la película que hizo mundialmente famosa a Kristen Stewart, la actriz elegida para dar vida a la joven de cabellos negros como las alas del cuervo, labios rojos como la sangre y piel blanca como la nieve.
Rupert Sanders, un joven director que hasta la fecha había desarrollado su actividad profesional dentro del campo de la publicidad televisiva, ha sido el encargado de llevar a cabo la ardua misión que suponía conseguir llenar las salas de cine con la historia protagonizada por una princesa un tanto ñoña para estos tiempos en los que reinan las princesas de barrio. Visto lo visto no cabe duda de que tal misión ha sido culminada con éxito, éxito que se debe en buena medida a los 170 millones de dólares que han estado a disposición de Sanders por cortesía de FilmEngine, Universal Pictures y Roth Films, compañía esta última que, metida en el traje y la piel del Conejo Blanco creado por la maravillosa imaginación de Lewis Carroll, contribuyo con su apoyo económico a que 2010 fuera el año en el que las taquillas mundiales fueron reventadas por el genial cineasta Tim Burton, ese joven atormentado de cincuenta y cuatro añazos que desde hace tiempo tiene el privilegio de contar con el buen hacer de Colleen Atwood, una reputada diseñadora cuyo trabajo ha sido recompensado con tres Oscar - ‘Chicago’, ‘Memorias de una Geisha’ y ‘Alicia en el País de las Maravillas’ – y que ha sido la elegida para vestir a los actores que han dotado de carne y huesos a los personajes que en 1938 protagonizaron “Blancanieves y los siete enanitos”, el primer largometraje animado que utilizo el Technicolor, y que - gracias al extraordinario equipo de animadores que, dirigidos por el perfeccionista animador Walt Disney, en turnos de 24 horas trabajaron sin descanso durante todos los días de las seis semanas que duro la producción - recaudo 8 millones de dólares (equivalentes a unos 98 millones actuales).
Como bien es sabido por todo el mundo, en un reino muy lejano vivían el Rey Magnus (Noah Huntley) y la Reina Eleanor (Liberty Ross), una pareja cuya felicidad se vio colmada con el nacimiento de Blancanieves, una inocente criatura de piel tan blanca como la nieve que, años después, llego con El General Invierno que le arrebato a su madre y que trajo consigo a El Ejército Oscuro, la siniestra fuerza de la que se valió la pérfida Ravenna (Charlize Theron) para captar la atención del monarca, el cual no pudo resistir la tentación de meterla primero tras las murallas de su castillo y posteriormente bajo las sabanas de su lecho.
La que en principio parecía la indicada para devolver al corazón de Magnus el calor que a este le arrebato el frío invernal no tardará en recurrir a sus armas de mujer para conseguir sus objetivos: usurpar el trono y darle a este miserable mundo la reina que se merece, es decir, una que, al oír el sonido de la batalla que se libra y las vidas que se pierden, en lugar de conmoverse ante el sufrimiento ajeno se deleite con los gritos de dolor.
Consciente de que el hechizo que le ha permitido esquivar a la vejez más pronto que tarde dejara de tener efecto, no dudara en alimentarse de la fuerza vital de las jóvenes del lugar para conservar su belleza, belleza cuyo perfecto estado de conservación será refrendado por un espejo mágico, el cual, por desgracia para ella, una mañana le hace saber que sus poderes sucumbirán ante la hermosa Blancanieves si ella antes no atrapa el corazón de esta con sus manos y se nutre con su sangre.
Ante el tamaño drama que supondría para ella perder aquello que le ha permitido mantenerse eternamente joven y no conocer la debilidad, Ravenna no pierde ni un minuto en confinar a Blancanieves en una siniestra mazmorra, una mazmorra que esta última – consciente de su destino – no tardará en abandonar durante el transcurso de una huida que le llevara a un lugar mucho peor, El Bosque Oscuro.
Dado que en lo más profundo de tan siniestro bosque solo osan adentrarse aquellos con poco aprecio por su vida, la pérfida reina se vera obligada a recurrir a los servicios de El Cazador (Chris Hemsworth) un hombre aTHORmentado que bebe para olvidar sus penas y aplacar a sus demonios internos al que hace una propuesta que no puede rechazar: Si él envía a Blancanieves a El Reino de Los Muertos tras arrancarle el corazón, ella se servirá de sus poderes para traer de vuelta a El Reino de Los Vivos a su esposa, la mujer que le esperaba en el hogar al que él regreso al finalizar la guerra, y que, además de despojarle del hedor a muerte, evito que, a consecuencia del dolor provocado por el recuerdo de los compañeros de armas caídos en el campo de batalla, lo bueno que aún había en su interior no fuera aniquilado por la ira y el odio.
Al darse cuenta de que Ravenna le ha engañado y en consecuencia nunca jamás volverá a ver a su amada, El Cazador rompe el contrato y en lugar de matar a Blancanieves accederá a ayudarla a encontrar a los soldados que en su día juraron lealtad a su padre y que desde la maldita hora en la que un manto de oscuridad lo cubría todo por cortesía del reinado de terror de Ravenna se hayan acantonados en una fortaleza, fortaleza a la cual Blancanieves y El Cazador llegaran tras un largo viaje durante el cual les acompañaran siete enanos, los cuales son encarnados por Bob Hoskins, Toby Jones, Ian McShane, Ray Winstone, Nick Frost, Eddie Marsan y Brian Gleeson, actores de gran talla artística cuya estatura ha sido reducida mediante efectos especiales, los cuales, junto a la banda sonora compuesta por James Newton Howard, acaban por conseguir que al finalizar la proyección salgamos del cine tan alegres y contentos como los niños que, hipnotizados por las dulces melodías arrancadas a una flauta, fueron tras los pasos de “El flautista de Hamelin”.
Hecho el resumen de esta película durante la cual una modosita y dulce princesa se transforma en una brava princesa guerrera capaz de conseguir que en el corazón de hombres derrotados y sin esperanza renazca el ardor guerrero y combatan junto a ella en la épica batalla que tiene lugar en el tramo final y que “el principiante” Sanders ha rodado con la maestría propia del veterano Ridley Scott ("El Reino de Los Cielos", "Gladiador"), es más que pertinente apuntar que la lectura que se puede extraer del legendario cuento que los Grimm escribieron basándose en una historia real acaecida en Lohr (Alemania) es que la belleza puede llegar a convertir en esclavas a todas esas mujeres que, ignorando que hay una belleza interior que a pesar de que no se ve también las hace atractivas, se condenan a vivir sometidas al yugo de tod@s aquell@s que han conseguido que con la llegada de la época estival aumente considerablemente las ventas de esas revistas en las que no sería descabellado que un día leyesemos: Queridas amigas, ante la llegada del verano toca poner en marcha “la operación bikini” y, con objeto de eliminar los kilitos de más que hemos acumulado durante el año, seguir a rajatabla una dieta sana y equilibrada a base de cogollitos de lechuga y litros y litros de agua mineral.
Y es que, sin duda alguna, aunque con alguno de los desafortunados e impresentables comentarios que en alguna ocasión hice en este blog bien podría haberles disputado el trono a los superficiales cabestros del programa “Mujeres y Hombres y viceversa”, lo que a un servidor le hace inmensamente feliz es saber que ante la pregunta ¿que hombre de este reino es el más afortunado? la respuesta de mi espejo mágico es: Mi señor, en verdad eres tu dado que, aunque a medida que pasan los años se marchita el vigoroso joven que un día fuiste, siguen tan frescas como el primer día las rosas de la felicidad tan rojas como la sangre que germinaron en ese corazón tuyo que era una llanura desierta donde El Diablo bailaba hasta que fuiste iluminado por la luz celestial irradiada por la mujer de cabellos tan oscuros como el carbón extraído de la Cuenca del Ruhr que un bendito día te insuflo un aliento de vida.
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