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domingo, 6 de mayo de 2012
Mama, tú no eres prescindible
Uno de mis sueños más salvajes es llegar a bordo de un helicóptero Sikorsky UH-60 Black Hawk a una ciudad arrasada por los señores de la guerra, saltar a tierra, correr por sus calles atravesando letales cortinas de balas trazadoras, y, tras echarme al hombro a un compañero de armas herido en combate, abrirme paso a través de las filas enemigas con el ruido y la furia de mi fusil de asalto HK G36E para llevarlo a una zona segura donde le den los pertinente cuidados médicos que le permitan volver a ver ese espectáculo tan bello que es un amanecer rojo.
Dado que por desgracia para mí soy “persona non grata” para todas las fuerzas de elite del mundo conocido nunca jamás podré llevar a cabo tan heroica acción y demostrar así que mi lealtad hacía mis compañeros de armas es tan inquebrantable como la que muestran hacía el bendito fruto de su vientre esas buenas señoras que son las madres, esas mujeres que – al margen de su nacionalidad, credo religioso, filiación política, etc. – no sería descabellado equipar a “Los prescindibles” ese comando formado por esos mercenarios que cuando los necesitas, por muy peligrosa que sea la misión, no dudan ni un segundo en acudir a tu rescate.
Aunque ya ha llovido mucho desde entonces y ahora los momentos para recordar son los que vivo junto a «La Amazona que cruzo el Ruhr a galope tendido», y que consigue que me sienta tan feliz como un niño otra vez, no quiero olvidar a esa otra mujer que desde hace 34 años hace todo lo posible para que la tristeza no forme parte de la vida del que esto escribe, aquel que siendo un medio metro – en lugar de desear tener una Harley – Davidson para devorar las millas que a mí aliada y a mí nos separan de Bochum – se conformaba con que Valdo accediese a que cabalgase sobre él para recorrer las praderas de Coceña.
Mientras un servidor - gracias a las pelis del oeste, y los comics de Conan – alimentaba sus fantasías, la dura realidad – la reconversión naval y los consiguientes problemas económicos – llamaban con fuerza a las puertas del hogar familiar, puertas que jamás atravesaron gracias a ella; y es que a pesar del negro futuro ella siempre mostro su mejor cara para evitar que la paz del salón donde He – Man y Skeletor luchaban contra los Pin y Pon liderados por ese par de pendones desorejados que eran las Barbies fuera quebrantada por el estruendo de los voladores disparados por las bocachas y el ruido de los disparos de las escopetas lanzadoras de pelotas de goma.
De aquellos lejanos tiempos en los que con su esfuerzo y santa paciencia consiguió que se aprendiera la tabla del siete el caballerete que años después, sin sonrojo alguno, atribuyo sus ocho suspensos a una conspiración contra su persona urdida por una pérfida y siniestra organización de malhechores llamada “Claustro de profesores”, guardo con especial cariño los veranos en Carrandi.
Llegadas las vacaciones, “Vacaciones Santillana” mediante, a parte de conseguir que repasáramos los conocimientos adquiridos, consiguió que por unos minutos se estableciera una tregua entre un servidor y sus hermanas, las que – años después – mas de una vez agasajaron sus oídos con “delaciones” del tipo: Mama, mama, José Luis tiene otra vez los ojos rojos por jugar tanto a la consola.
Aunque siempre nos inculco el valor del esfuerzo y nos hizo ver que estudiar duro era la mejor forma de tener una vida mejor que la que ella había tenido, nunca dejo de poner todo de su parte para que fueran de lo más dichosas nuestras horas de esparcimiento, horas como las que nos brindaba El Carnaval, esa fiesta a la que año tras año acudíamos con preciosos disfraces que ella nos hacía tras pasarse noches y noches en compañía de esa máquina de coser a la que un servidor le debe haberse podido meter en el traje y la piel de uno de Los Tigres de Mompracen que a las ordenes de Sandokan mantuvieron encarnizados combates navales contra la Marina inglesa frente a las costas de Borneo.
A pesar de que consejos como - “José Luis, hijo mío, córtate el pelo, no ves que los MANOGUAY y esos que te gusten llevan peluca” u “Ordena la habitación que ya no te caben mas papeles sobre la mesa” – me entren por un oído y me salgan por el otro, y a veces mis asuntos internos y demás preocupaciones hagan que no le preste toda la atención que se merece, un servidor – al igual que deberían hacer con sus respectivas tod@s aquell@s que quieran ser dignos de ser llamados bien nacid@s – se ve en la obligación de agradecerle todo lo que hizo por mí y por mis hermanas, en resumen por los hijos que la quieren y a los que sigue cuidando como el primer día aunque a estas alturas de la película “las gemelas” sean dos mujeres hechas y derechas encantadas de conocerse y yo haya salido indemne de cientos de brutales combates cuerpo a cuerpo librados en conciertos de heavy – metal.
En resumen, ante las mencionadas extraordinarias hazañaz bélicas que jalonan su impecable hoja de servicios ERA inevitable dedicarle este blog.
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