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lunes, 22 de abril de 2013

Gran concierto al lado de mi buena chica


Aquel ya lejano Viernes de 1991 en el que, tras ver junto a mi buen amigo Jorge Gines esa obra maestra de El Séptimo Arte que es “Le llaman Bodhi”, cruce por última vez las puertas del Cine Albeniz y me plantee muy seriamente comprar una tabla de surf para cabalgar sobre las olas del bravo Mar Cantábrico no imaginaba yo que años después, como buen True Metal Warrior, volvería a entrar en la mencionada sala para ver a algunos de los grupos más importantes del panorama heavy – metalero patrio e internacional.


Y es que – como diría Bienvenido Guevara, el magistrado que presidio el tribunal que juzgo a Rafael Escobedo por el asesinato de Los Marqueses de Urquijo - “Solo o en compañía de otros" asistí a inolvidables conciertos durante los cuales, con sonido atronador, el escenario bramo como un volcán en erupción por cortesía entre otros de AVALANCH, BRAINSTORM, MEDINA AZAHARA, GUN, SEPULTURA o IN EXTREMO.


Fue en un pueblo con mar antes de un concierto de la banda germana liderada por Das letzte Einhorn cuando, mientras raudo y veloz me dirigía a danzar una vez más al son del folk – metal, me cruce con «La Amazona que cruzo el Ruhr a galope tendido» y a la que, por muchos años que pasarán, yo jamás podría dejar marchar bajo la “Luna llena” a través de “La calle del olvido”.






Quien me iba a decir a mí que, en la sala donde vibre con el ruido y la furia de los sonidos metálicos, meses después, gracias a Los Secretos, escucharía algunos de los clásicos de la música pop española en compañía de la dama mencionada anteriormente, una de sus mayores fans y a la que – a raíz de lo vivido junto a ella desde la tarde de Febrero de 2012 en la que me habría gustado que sonara “Jump” para saltar a lo David Lee Roth – cada día que pasa debería decirle: “Gracias por elegirme”.




Fue en 1981 cuando Los hermanos Urquijo - Javier (guitarra), Enrique (bajo y voz) y Álvaro (guitarra) – junto al batería Pedro A. Díaz. dieron su primer concierto “serio”, concierto este del que fue testigo la Sala de Fiestas Brujas (Oviedo), la cual, treinta y dos años después – rebautizada como Espacio Estilo – albergo el escenario sobre el que el pasado 19 de Abril la nueva formación de la banda dio comienzo a la gira "Déjame estar a tu lado" que al día siguiente les llevo a hacer parada y fonda en La Villa de Jovellanos.


A lo largo de dos horas y gracias a canciones cuyo nombre esta cincelado en la historia del pop patrio, los que nos dimos cita en el Teatro Albeniz disfrutamos de un grandioso concierto durante el que quedo constancia de la extraordinaria química que hay entre los integrantes del grupo – Álvaro Urquijo (guitarra y voz), Santi Fernández (bateria), Jesús Redondo (teclados), Juanjo Ramos (bajo) y Ramón Arroyo (guitarra) – cinco tipos corrientes ajenos al divismo del Show Bussines que ponen letra y música a historias impregnadas de tristeza y melancolía protagonizadas por gente corriente.

"Nosotros no hemos buscado el éxito, sino hacer buenas canciones y pasarlo bien. Los atajos no son buenos" (Los Secretos)


A la diestra de mi buena chica acompañe a Los Secretos hasta el lado siniestro de La Vida, allí donde moraba la “Buena chica”, esa pobre desgraciada que les sirvió de vehículo para hablar sobre todos esos jóvenes que – durante la década de las 80 – al engancharse a ese Diablo vestido de Ángel que era la droga rompieron los lazos con las cosas buenas de La Vida y emprendieron un camino a la perdición que para muchos tuvo su punto final en un cementerio.



Como bien podemos comprobar todos los que moramos “En este mundo raro”, a parte de ser muy complicado mantener elevada la moral de combate, es muy tentador no seguir la máxima "un hombre bien informado vale por dos", y es que, dado el desolador panorama y lo duras que pueden ser las respuestas a algunas preguntas, hemos llegado a un punto en el que la ignorancia nos parece tan hermosa e inocente como el amor y lo único que deseamos es que la persona a la que amamos se aburra a nuestro lado mientras a nuestro alrededor todo se derrumba.



El que, bajo el atronador ruido de los motores del avión de combate pilotado por el BARÓN ROJO, corrió sin descansar por “Tierra de nadie” nunca podrá recompensar a Los Dioses de La Guerra por haber provocado que, mientras se hallaba “Buscando” el sentido de La Vida en el fondo de una jarra de cerveza, conociese a la mujer gracias a la cual dejo de ser un extraño en su ciudad, un “Naufrago” en su barrio.



Aunque películas como “Solo ante el peligro” o “Los valientes andas solos” nos han hecho creer que en ese campo de batalla que es La Vida podemos salir victoriosos sin que halla alguien a nuestro lado apoyándonos con su fuego de cobertura, lo cierto es que, en el mundo real, como dijo Gustavo Adolfo Bécquer, «La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo». Y es que, sin lugar a dudas, tal como apunta la letra de “Que solo estas”, no hay existencia más vacía y desdichada que la de todas aquell@s a l@s que el espejo les devuelve la imagen de una persona con la que ya no cuenta nadie.




“Agárrate a mí, María”, esta canción compuesta por Enrique Urquijo y que este último dedico a su hija, bien podría ser cantada por uno de esos tipos que, a sabiendas de que a la mañana siguiente morirá durante un “Duelo al sol”, necesita sentirse protegido entre los brazos de su amada. Y es que – tal como podemos certificar muchos hombres – cuando en las horas más oscuras Los Demonios nos atenazan con sus garras, la dulzura y el apoyo de la que cabalga a nuestro lado activan los Explosivos de Alto Impulso Termoquímico que en un milisegundo convierten el aire en fuego arrasador y ponen fin a toda tristeza, a todo dolor, a todo lamento…




Alarma!, el grupo liderado por Manolo Tena y cuya canción “Colgado de tí” forma parte de la Banda Sonora de los días en los que Los Tercios de Flandes liderados por El Capitán Alatriste que ahí en mí estaban inmersos en la conquista de «La admiradora de la obra de Lope de Vega y Carpio» protagonizo un sentido homenaje por parte de Los Secretos. Aunque hay notables diferencias entre la tesitura de voz de Álvaro Urquijo y la voz cazallera del que combinaba pasión gitana con “Sangre española” lo cierto es que fue más que notable la interpretación que el primero hizo de “Frio”.



Aunque para los oídos del que, durante cinco inolvidables meses, vivió bajo el cielo sobre Bochum son mucho más agradables los zarpazos sonoros de Die Tigerin aus Düsseldorf (La tigresa de Düsseldorf) lo cierto es que sería injusto por su parte que no reconociera el valor de la obra musical de Chavela Vargas, la cantautora costariquense pegada a un poncho rojo que paseo “Por el boulevar de los sueños rotos” mientras sonaba la canción que Álvaro Urquijo y Joaquín Sabina compusieron para ella, y que al sonar durante el transcurso del concierto reseñado motivo que los allí presentes recordáramos con cariño a la dama de pelo de plata y carne morena que al dar vida a las letras escritas por un tal José Alfredo conseguía que las amarguras no fueran amargas.




La amistad que unía al fallecido Enrique Urquijo y a El hombre del traje gris al que le robaron el mes de Abril tuvo buena culpa de que no hubiera disputas entre ellos a la hora de atribuirse la autoría – nunca del todo clara – de esa melancólica balada que pone la piel de gallina al respetable cuando escucha el desgarrador lamento del hombre que se vio reflejado en los “Ojos de gata” de la mujer a la que conoció en un pueblo con mar después de un concierto y cuyo desprecio inexplicablemente provoco que se vuelva vulgar al bajarse de cada escenario.




Si bien hubo un tiempo en el que, por cortesía de Los Suaves golpes del destino, me sentí tan fracasado como el “Pobre jugador” al que la bola que cayo en el veintiséis negro le hizo perder todo lo que había apostado al “Uno Rojo, división de choque”, tengo muy claro que desde que juega conmigo «La admiradora de Los Secretos que domina la lengua gerMANA» para “Mi amiga mala suerte” será más fácil “Vivir sin aire” que conseguir que un servidor abandone la partida que disputa en El Casino de La Vida.




Hecha la pertinente “crónica sui generis” del concierto, el que ya no persigue sueños rotos – como por ejemplo, conquistar el más bello premio, el “Trono del metal” – hace saber a «La Amazona que cruzo el Ruhr a galope tendido» que siempre cabalgare a su lado y que, por fortuna para ella, me abstendré de meterme en el traje y la piel de Bruce Dickinson para cantarle al son de acordes aún no inventados los cantares sobre nuestras gesta que escribiré sobre los trozos de un “Papel roto”.


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