Si el pasado 24 de Octubre de 2012, “Los cobardes no cruzan el mar” fue el grito de guerra de las legiones que desde Gijón se lanzaron a la conquista de las frías tierras de Germanía comandadas por «La Amazona que cruzo el Ruhr a galope tendido» y «El Terror de las mesas de cristal», el 31 de Marzo de 2013 “Una retirada a tiempo es una victoria” fue el pensamiento que predominaba en la cabeza de esas dos almas errantes sin credo ni religión mientras, sobrevolando las fronteras que dividen a las tribus terrestres, a bordo de Boeing 747 de la compañía AirBerlin, estaban “Volviendo a casa”.
Aunque el valor, la entrega y la perseverancia de los que hicimos gala durante los últimos 159 días no fueron suficientes para ganar una batalla en la que La Diosa Fortuna no tuvo a bien ser nuestra aliada lo cierto es que por mucho tiempo que pase, el que esto escribe jamás se arrepentirá de todo lo vivido en el país que se haya bajo el cielo en el que “99 Luftballons” buscan su destino y en el que “La Voz de Alemania” nos dijo: Por muy mal que vayan las cosas “Seguir bailando” al son de The BossHoss y, sobre todo y ante todo, aunque no podáis evitar que el frío recorra vuestras almas “Resurgir antes de caer”.
Si bien fueron muchas las horas durante las cuales «La admiradora de la obra de Lope de Vega» y «El convidado de piedra cuya ayuda es nula» buscaron en la web www.wg-gesucht.de un lugar al que llamar hogar, “la suerte” que accedió a compartir con ellos una pizza fue la que les permitió abrir la puerta del 1 A del Nº 98 de Nordring.
La ilusión que invadía el corazón de los niños ante la llegada de San Nikolaus (6 de Diciembre) se hizo dueña y señora de los nuestros en aquellos días en los que estábamos seguros de que tarde o temprano nuestros servicios como profesora de español e ingeniero serían debidamente recompensados con un buen puñado de euros que, como buenos ahorradores, dejaríamos a buen recaudo en la caja fuerte del Sparkasse.
Fueron muchos euros los que acabaron en la caja registradora del LIDL y EDEKA BURKOWSKI, supermercado este último donde, a día de hoy, trascurridos varios meses desde entonces, una sonrisa se cincela en el rostro de la cajera que atendió al joven que, valiéndose de señas y un alemán manifiestamente mejorable, suplicaba que le diera una bolsa grande para guardar una fregona.
Si bien el vil metal nos permitió llenar bien el carro de la compra, aunque pudiera multiplicarse por mil no sería suficiente para pagarle a Sheila las horas de su vida que sacrifico para conseguir que de las ardientes entrañas de un Backofen SEVERIN salieran exquisitos manjares.
Sobre la tierra que tantas veces la nieve cubrió y cuyas entrañas fue perforada hace unas cuantas décadas por los mineros que, en un alarde de camaradería, con el saludo “Glück auf!” se deseaban mutuamente que la suerte estuviese de su lado y les permitiese volver sanos y salvos a su hogar, fueron muchos los paseos que dimos, paseos estos durante los cuales la complicidad y las amenas conversaciones sobre lo divino y lo humano forjaron el escudo contra el que se estrellaban las preocupaciones del día a día.
Haciendo camino al andar, como diría Antonio Machado, “Dos aventureros en Bochum” llegaron hasta "Schauspielhaus Bochum" allí donde vieron como, tomando como base una de las obras más famosas del que fuera “Poeta en Nueva York”, el director Csörsz Khell, la dramaturgo Sabine Reich y un extraordinario elenco de actores consiguieron que el respetable público se emocionara al ver como el dolor y el tormento se hacían dueños y señores del corazón y el alma de una mujer cuya vientre era una tierra “Yerma” en la que nunca jamás germinaría semilla alguna.
Aunque fueron menos de las que hubiéramos deseado, fueron inolvidables las jornadas turísticas en Hattingen, Dortmund y Essen.
Fue en la primera de ellas donde, a parte de maravillarse con las casitas de cuento que la jalonaban, el que tantas veces soñó ser San Jorge y enfrentarse a El Dragón dio las gracias a Los Dioses de La Guerra por poner en su camino a “La Pirata llamada por su bravura La Temida” que insufla aire en las velas del navío en el que navego por los mares de la vida con diez cañones por banda.
Mientras que al llegar a Dortmund, procedente de la ciudad cuyos habitantes se emocionan con cada una de las victorias del VfL Bochum 1848, desee fervientemente ser poseído por el espíritu de un hincha del Ballspiel-Verein Borussia 09 Dortmund y, cumpliendo el lema de dicho equipo "Echte Liebe" (Amor Verdadero), animar a mi compañera de juego durante su entrevista de trabajo en la Volkshochschule; en la ciudad donde Alfred Krupp - conocido como “El rey del cañón” - consolido un imperio industrial de gran magnitud que creció notablemente gracias a los eficientes cañones que tantos muertes provocaron durante la Guerra franco - prusiana (1870 – 1871) el que esto escribe protagonizo un “momento de gloria” por culpa del cual cada vez que oigo la inolvidable sintonía que Ennio Morricone compuso para “El bueno, el feo y el malo” no puedo evitar acordarme de “Andreas, la mosca y Das Diplom”.
«Hemos visto cosas que vosotros no creeríais. El cielo de Bochum en llamas por cortesía de fuegos artificiales. Parajes cubiertos por un manto de blanca nieve en el que nos hundimos hasta las rodillas y hemos sentido como el suelo temblaba al pasar trenes cargados con bobinas de acero. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Pero ello no implica que sea hora de morir».
Y es que aunque nuestra aventura haya tenido un final manifiestamente mejorable y pueda definirse como un paso atrás, lo cierto es que ambos sabemos que las lecciones que aprendimos durante ella nos ayudarán en el futuro próximo, un futuro al que nos enfrentaremos juntos con esperanza y pasión y teniendo siempre presente que sea cual sea la dirección que tomemos: Es gibt nichts unter der Sonne, die keine Lösung (Nada hay bajo el sol que no tenga solución).
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