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viernes, 24 de febrero de 2012

Confirmado: Yo tampoco quiero ser un millonario tatuado


Si hace un año – aproximadamente – alguien me hubiese preguntado si era feliz, es muy probable que se viese embargado por un profundo sentimiento de vergüenza ajena al oír de mis labios: seré dichoso cuando este empapado en sudor sobre un escenario que brama como un volcán en erupción, y mi nombre sea coreado por miles de gargantas de acero mientras los puños de sus dueños golpean al cielo bajo el manto de una noche tan negra como sus camisetas heavy.

Antes de que el sonido del despertador – o los lametazos de Maruja – pusiesen fin al cuento de “El lechero heavy”, en mis sueños de grandeza me imaginaba llenando estadios a base de espectaculares e inolvidables conciertos, conciertos que daría por un buen puñado de dolares gracias al cual podría comprarme el Castillo de Eilan Donan; encargar a “Los Teutul” que me construyeran una moto Harley – Davidson cuyo bastidor tuviese forma de espada templaria; y de vez en cuando “desconectar” de mi “dura” vida cogiendo mi jet – privado para ir a desayunar a la Torre de Telecomunicaciones de Berlin, ir a comer a Praga encaramado en uno de los tanques soviéticos que recuerdan los amargos días durante los cuales a sangre y fuego fuerón aplastadas las flores de la libertad que surgierón durante la Primavera de 1968, y posteriormente ir a cenar a orillas del Tamesis.

Todo lo mencionado anteriormente esta solo al alcance de los millonarios tatuados que forman parte de IRON MAIDEN, MANOWAR, AMON AMARTH o AC / DC, leyendas del heavy que formarón parte de la banda sonora que puso música a muchas de mis noches etilicas en LA CABAÑA.

Fue el rumor “la coca colombiana se vende en LA CABAÑA” lo que dio lugar al cierre del mencionado local de hosteleria, sin duda alguna para mí dicho “desastre” habría sido uno de los mayores mazazos morales de mi vida si tiempo después – bajo el nombre EL CLANDESTINO - no se hubiese reabierto con nuevos gerentes y nueva selección musical, una selección musical gracias a la cual – el bendito 26 de Junio de 2010 – se puso en marcha la maquinaría militar que con el transcurrir de los meses consiguio que – en lugar de desear ser una estrella del heavy venerada y respetada por los bravos y fornidos guerreros de La Hermandad Heavy – luchase a brazo partido en el campo de batalla para ser digno de vigilar los sueños de “Das Krieger Mädchen die aus der Kälte kam von Bochum” (La Doncella Guerrera que surgio del frio de Bochum)

Si bien es cierto que el echo de que al grito Semper Fidelis ella me brinde el fuego de cobertura de sus balas trazadoras, no servirá para pagar la hipoteca de un lujoso apatamento, llenar la nevera e irse de vez en cuando a recorrer el ancho mundo, vive Dios que aunque tenga que vivir en una habitación alquilada teniendo por unicas posesiones una estanteria de IKEA con mis libros y mis discos, y una caja de cartón con mis camisetas negras, mientras ella este a mi lado ni la más terrible de las tempestades podrá impedir que vaya viento en popa a toda vela la vida de este pirata al que por su bravura llaman El Temido.

Como cantaría Bruce Dickinson, vocalista de IRON MAIDEN – banda que hasta que llego ella – despues de mis padres, mis hermanas biologicas y mis hermanos de armas – era lo mejor de mi vida: yo no quiero ser un millonario con los brazos tatuados, es mas espero, deseo y me empecinare en conseguir que el único tatuaje que me lleve a la tumba sea el grabado en mi alma atormentada por el recuedo de los días vividos junto a ella…

jueves, 16 de febrero de 2012

Última sesión de los DJs residentes “Mis Demonios y Mis Fantasmas”


Hace dos años, dos meses y cuatro días que estoy en paro; el viernes de la semana pasada, el Gobierno de Maguiano Rajoy de una forma “extremadamente agresiva” corto “los hilillos" con los que el gallego de Brey ato a esa parte del electorado que creía que con él en La Moncloa crecería sana y feliz esa niña llamada Esperanza; el Domingo, al caer la noche sobre Atenas el cielo se ilumino con el fuego del infierno que devoro unos cuantos edificios de la cuna de la cultura occidental; y por si fuera poco esto, cuando llegue la Primavera es altamente probable que Benjamín Netanyahu grite ¡Devastación!, y acto seguido libere a Los Perros de La Guerra que sirven bajo la bandera de combate de Tzavá Haganá LeIsrael para que estos destrocen entre sus fauces a los Guardianes de la Revolución iraníes…

Con semejante panorama, uno al que siempre le ha gustado empezar el nuevo día con los ánimos que da la máxima dantesca “Abandona toda esperanza, no hay salvación” – en condiciones normales – tendría sobradas razones para esperar la llegada de El Apocalipsis, encerrado en su habitación escuchando a volumen brutal a SIRENIA, TRISTANIA, NIGHTWISH, DRACONIAN, LACRIMAS PROFUNDERE, en definitiva esos grupos cortavenas que surgieron del frío, y cuyas extraordinarias creaciones – llenas de pesimismo, melancolía, tristeza – en demasiadas ocasiones, fueron pinchadas por los DJs residentes “Mis Demonios y Mis Fantasmas”.

Para sorpresa mía, en estos días en los que el mundo se derrumba, me he visto en la obligación de rescindirle el contrato – con los pertinentes 20 días de indemnización – a los mencionados DJs debido en buena medida a la incapacidad que actualmente tengo para identificarme con las tristonas canciones que no hace tanto tiempo eran la agradable compañía con la que viajaba al fondo del corazón de las tinieblas.

Aunque la “cosa” no es tan grave como para conseguir arrancarme “perlas cultivadas” como “Pues bueno, el tema aquel de Glen Medeiros tampoco estaba tan mal” o “Es simplemente impresentable afirmar que a Jon Bon Jovi con “Bed of roses” se le fue la mano”, lo cierto es que ya no siento nada al oír a los TRISTones TRISTANIA cantar: “Las lágrimas caen del cielo / Estoy en un viaje rumbo al abismo / Poco a poco estoy perdiendo agarre / La locura está en el aire”.

La banda sonora que el llorón Tuomas Holopainen compuso para su “Sueño eterno” ya no me pone los pelos como escarpias, pues - después de soñar tantas noches que «Das Krieger Mädchen», accedía a ser mi compañera de armas en las filas, y la diosa a la que encomendar mi alma cuando me viera luchando por mi vida en el campo de batalla - llegado un bendito e inolvidable Amanecer Rojo una versión mejorada del famoso cartel “I want you” con el que el Tío Sam convenció a millares de jovenzuelos para morir por EEUU me hizo saber que uno de mis sueños de grandeza se haría realidad…sobre mi otro gran sueño – sustituir a Bruce Dickinson al frente de IRON MAIDEN – me dijo que me fuera olvidando, de momento.

Las “Voces interiores” que llegaban hasta mí a lomos del viento, y que, emulando a las sirenas, empujaban a mi drakar vikingo contra los arrecifes, callaron como meretrices al ver que los recuerdos de las derrotas con los que gozaban torturándome en lugar de llevarme a poner en duda la catadura moral de las madres de las tropas que me las infligieron, arrancaron palabras de agradecimiento hacía estas últimas por empujarme a batirme en retirada y poner rumbo al campo de batalla donde estaba acantonada esa unidad de "Kommando Spezialkräfte" cuya potencia de fuego es cien veces superior al de todas ellas juntas, y que, si tuviera la certeza de que la encontraría de nuevo más allá de El Valle de Las Sombras, justificaría que recorriera encantado una y mil veces el “Trayecto de las lagrimas” a través de una noche eterna tan oscura como sus cabellos.

A parte de encerrarme en casa para evitar salir a la calle y, con el apoyo musical del “Jump” de VAN HALEN, montar un numerito haciendo “el espagat” a lo David Lee Roth, a rebUFO de tales acontecimientos, raudo y veloz pondré tierra de por medio rumbo al ambulatoria para, al grito “Doctor, Doctor”, exigir al galeno de guardia que me inyecte lo que sea menester para conseguir que sea incurable la enfermedad por cortesía de la cual Ángeles de Guerra mis ojos ven, y en mi interior un fuego – quemando, ardiendo – va “Devorando el corazón”…

Tristania - Tender Trip On Earth



Nightwish - Ever dream



Sirenia - Voices Within



Van Halen - Jump



UFO - Doctor, Doctor



WARCRY - Devorando el corazón

viernes, 10 de febrero de 2012

Que Manitu proteja a “La Hacedora de Lluvia” hasta el fin de los días


Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también mira dentro de ti, esta frase acuñada por el filósofo, poeta y filólogo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche es sin lugar a dudas una de las mayores verdades que se han dicho.

Fue a principios del 2011 cuando – harto de que el abismo me devolviese la mirada – estuve a punto de saltar dentro de él para dar esquinazo a los asuntos internos del más diverso índole que desde hacía unos meses – con el inestimable apoyo aéreo de los helicópteros artillados pilotados por Mis Demonios y Mis Fantasmas – estaban empeñados en conseguir que de mi vida se esfumara todo el color.

Aunque eran (y siguen siendo) muchos los legionarios que, a la señal “¡Manteneos firmes!, ¡No os separéis de mí!”, sin temor en la mirada y con el rostro bañado por el sol, habrían cabalgado junto a mí por los verdes prados del Eliseo, ante lo poco “viril” que me parecía reconocer que mi corazón estaba encogido por el miedo a que llegara un día en el que una horda de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la Edad de los Hombres, tuve la brillante idea de seguir la táctica Juan Palomo “Yo me lo guiso, yo me lo como”, táctica esta que, al fin y a la postre, dio lugar a que mis amaneces rojos sucumbieran ante la noche más oscura.

Llegado el 5 de Febrero, ante semejante panorama desde el puente, a las 22:00 Horas Zulu, tirado en la cama cuan largo soy, me disponía a emprender otro viaje al corazón de las tinieblas, acompañado de las canciones “más tristonas” de algún grupo cortavenas surgido del frío de Finlandia, cuando de repente la sintonía de “El último mohicano” anuncio la entrada de un SMS en el que uno de mis hermanos de armas más apreciado por mí arengaba a mis Spetsnaz para que abandonasen sus cuarteles y se lanzasen al asalto de los antros de perdición de la villa, un asalto a sangre y fuego durante el cual nos acompañarían tres unidades de choque muy estimadas por mí.

Sin duda alguna, “portarme como un hombre” y regresar al campo de batalla fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida pues gracias a ella, aquella fría noche invernal, mi sangre volvió a hervir al cruzarme de nuevo con las tropas comandadas por una Valkirya de la que – con gran pesar y sin esperanzas de volver a verla – me había despedido la noche que precedió al día de Julio en el que el portero holandés Maarten Stekelenburg fue batido por el que paso a la historia de La Roja como “Iniesta de mi vida”.

Si en “Le llaman Bodhi” al agente del FBI Johnny Utah (Keanu Reeves) le cambiaba la vida al alcanzar el punto de quiebra por cortesía del chute de adrenalina que le metió el surfista y atracador de bancos Bodhisattva (Patrick Swayze), no sería descabellado afirmar que aquella noche que supuso lo que Rick Blaine definiría como “el comienzo de una bonita amistad”, él que, bajo los justicieros rayos de un sol estéril, marchaba a través de las ardientes arenas del desierto buscando la verdad escucho a un coro de ángeles gritando su nombre y anunciándole que, gracias a ella, su vida nunca volvería a ser la misma.

Justo un año después de que en mis campos arrasados volviera a germinar el ardor guerrero propio de aquel legendario soldado que reconquisto para su rey la tierra que estaba en manos del invasor que llevaba media luna en su estandarte, aunque soy consciente de que, como diría John Rambo, “Nadie es imprescindible”, y que – cuando «Die Krieger Mädchen» ponga tierra de por medio y se apague la luz de mi pabellón - ese gran escenario que es mi vida seguirá siendo un volcán que brama con sonido atronador, vivido lo vivido desde aquella deliciosa velada en la que mostrar mi admiración por el “Renegado” Reno Raines quizás no fue mi mejor carta de presentación, estoy en condiciones de afirmar que será muy duro para mí enfrentarme al día – muy lejano espero – en el que me vea obligado a enfilar la calle del adiós y, tras despedirme de ella, adentrarme en una noche tan oscura como fría.

Y es que hasta que llegue el día en el que las estrellas no brillen, los cielos estallen y las palabras dejen de rimar, le estaré inmensamente agradecido por cauterizar con su sonrisa mis heridas de guerra, y - metida en el traje y la piel de una India Cherokee de cabellos oscuros como una noche sin Luna - bailar “La Danza de la Lluvia” que desencadeno la tormenta perfecta que sello y borro las grietas de mi vida.

IRON MAIDEN - RAINMAKER