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jueves, 30 de mayo de 2013

ASTURFEITO, S.L.U.: un bonito ejemplo a seguir ante el feito panorama desde el puente


A principios del presente año, mientras su cuerpo estaba bajo el cielo sobre Bochum (Alemania), la mente del admirador de los que luchaban contra la Corrupción en Miami viajo hasta la villa que vio nacer a El Adelantado de La Florida cuando ante sus ojos, documental del canal N24 mediante, hicieron acto de presencia las imágenes que mostraban las impresionantes antenas cuyas bases están asentadas en las ardientes arenas del desierto de Atacama (norte de Chile), y cuyos paraboloides de doce metros de diámetro y dotados de aparatos de precisión submilimétrica hechos por Los Hombres de Ciencia que participaron en el Proyecto ALMA (Atacama Large Milimeter Array), están dirigidos a El Cielo, allí donde, según Los Hombres de Fé, va nuestro alma cuando llegamos al final del camino que nos lleva por ese Valle de Las Sombras que es La Vida.


A consecuencia de lo expuesto anteriormente, mientras por mis pabellones auditivos entraron palabras dichas en la lengua de Goethe, unas cuantas lagrimas pugnaron por salir a través de mis glándulas lagrimales espoleadas por la emoción que llego de la mano del recuerdo de aquel bendito día de 2008 en el que mis superiores jerárquicos creyeron pertinente que mi bautismo de fuego como Coordinador de Seguridad y Salud tuviera lugar en la parcela del Parque Empresarial del Principado de Asturias en la que se estaba llevando a cabo la ampliación de las naves industriales de ASTURFEITO, S.L.U., empresa asturiana con sede en Avilés y que, junto a su socio tecnológico MT MECHATRONICS (Alemania), llevo a cabo el mayor contrato adjudicado a una empresa española desde la entrada de España en la ESO (European Organisation for Astronomical Research in the Southern Hemisphere).


Dado que me producía auténtico pánico que uno de “mis coordinados” sufriera un accidente laboral, tengo que reconocer que el grito “¡Viva la Pepa!” no era el que salia de mi garganta cada vez que “La luz del norte” me anunciaba una llamada de mi enlace con la mencionada empresa.

No obstante, a pesar de tal circunstancia, supervisar las medidas de seguridad adoptadas en la obra del PEPA fue la experiencia profesional mas enriquecedora que tuve como Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

A parte de darme la oportunidad de protagonizar tensos momentos durante los que patéticamente intente hacerme respetar por Valentín “El Encargado” - un bigardo de dos metros de altura y unas espaldas de un metro de ancho – mis periódicas visitas me permitieron poner mi engolada prosa al servicio de informes en los que se dieron cita los albañiles de CONSTRUCCIONES QUIMAGA, S.L. (Principado de Asturias), los encofradores de ESTRUCTURAS Y ENCOFRADOS ISMAEL QUINTERO, S.L. (Principado de Asturias), los soldadores y pintores de empresas pertenecientes al Grupo COMONOR (Comarca del Bierzo), los técnicos especializados en máquinas – herramientas a sueldo de CMI AERONAUTICA,SL (Bizkaia) o los caldereros de ASTURFEITO, S.L.U. (Principado de Asturias)


En definitiva ese valioso capital humano que, llegado de diversos puntos de La Piel de Toro, aunó esfuerzos para conseguir que llegará a buen puerto el proyecto que el 10 de Marzo de 2009 desemboco en el traslado de la primera de las 25 antenas que durante los meses sucesivos, a bordo de en un buque que realiza la línea regular entre Alemania y la costa oeste de Sudamérica, recorrieron las millas marítimas que hay entre el muelle de San Agustín del Puerto de Avilés y el puerto chileno de Antofagasta.


En estos tiempos en los que “los emprendedores” se han convertido en la gran esperanza del padre de esa niña llamada Victoria Esperanza, sin lugar a dudas, un ejemplo a seguir por todos ellos es Belarmino Feito Álvarez, ese hombre que el día de la lotería de Navidad de 1989, tras encomendase a La Diosa Fortuna, haciendo gala de una osadía digna del comando de fuerzas especiales al servicio de Su Graciosa Majestad y cuyo lema es “Quién arriesga gana”, lo arriesgo todo involucrándose en una aventura empresarial que empezó en una calle de Oviedo en la que abrió un pequeño taller industrial de 40 m2 y que años después - gracias a muchas horas de trabajo y a la extraordinario labor del equipo de profesionales que se unieron a él – ha conseguido que el nombre de “su criatura” sea sinónimo de calidad para empresas de Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Irlanda, Italia, Reino Unido, Suecia, Suiza, Canadá, Estados Unidos y África.


Los 32.000 m2 de superficie que suman las instalaciones de ASTURFEITO, S.L.U. en el Área Industrial de Tabaza y el Parque Empresarial del principado de Asturias son testigos de como 160 profesionales entre los que hay ingenieros, caldereros, soldadores, mecánicos y montadores - gracias al trabajo que comienza en el Departamento de Ingeniería y Desarrollo y que culmina en el taller donde moran máquinas tan bellas como una Fresadora Zayer 30 KCU – 10000, una Fresadora Puente KOLB, un Torno vertical Schiess o una Mandrinadora Schiess – han conseguido que la empresa intervenga en ambiciosos e innovadores proyectos desarrollados en los más diversos sectores industriales.



Visto como esta el patio patrio – mientras esperamos a que los rezos de Fátima Bañez a La Virgen del Rocio provoquen la bajada el paro, y que los miembros de El Comité de Sabios, metidos en la armadura y la piel de Los Caballeros de la Tabla Redonda, consigan rescaten a esa damisela en apuros que es España – es más que pertinente centrarnos en la impresionante evolución de ASTURFEITO, S.L.U. y dar parte de unas cuantas enseñanzas y ejemplos que deberían avergonzar a unos cuantos.


Sacar producción gracias al trabajo de jóvenes en prácticas que trabajan gratis total, abortar la proyección profesional de las mujeres que se quedan embarazas, realizar drásticas reducciones salariales con la excusa de la crisis o trasladar las factorías a países donde los operarios son más morenitos y sobre todo mucho más baratitos son algunas de las razones por las cuales en esta España mía, en esta España nuestra, la palabra “empresario” es para muchos sinónimo de “hijo de mujer de dudosa catadura moral”; no obstante, sería tremendamente injusto generalizar y no reconocer que hay otros muchos hombres y mujeres que cada día que amanece, al igual que Belarmino Feito Álvarez, trabajan duro para conseguir que las empresas en las que invirtieron un importante capital y muchas esperanzas sobrevivan en el mercado, y que además mejore la calidad de vida de sus familias y la de sus empleados, esa humilde infantería para la cual dar una buena educación a sus hijos con el puñado de euros ganado con el sudor de su frente es mucho más importante que el echo de que las acciones de la empresa suban un punto en bolsa.

Reírse con las gracias de Graciano Torre, cantar flamenco en brazos de Manuel Chaves “El Padrino”, sofocarse al ver el hercúleo torso de José María Aznar o ir a la playa con el hombre eternamente bronceado que estaba en política para forrarse son los grandes méritos que justifican que Nino Torre (Diputado del Grupo Socialista en la Junta General del Principado de Asturias), Bibiana Aído (Ministra de Igualdad durante el Gobierno de Zapatero), Ana Botella (Alcaldesa de Madrid) y María Zaplana Barceló (Asesora en la Secretaria de Estado de Turismo) cobren unos suculentos sueldos salidos de las arcas públicas, ese fondo de caudales que solo debería ser abierto para pagar a Servidores de La Patria poseedores de un buen Curriculum Vitae y capaces de vivir “en el mundo real”, en ese competitivo y salvaje mercado laboral en el que al salir el sol se baten el cobre profesionales como por ejemplo los ingenieros que dibujan planos de piezas con programas de diseño asistido por ordenador o los operarios que mecanizan tochos de acero con Máquinas – Herramientas.


Si bien el rumbo MARCAdo por un capitán que no es precisamente un as de la navegación tiene buena culpa de que el barco llamado España no consiga escapar de esa tormenta perfecta que es La Crisis, siendo honestos, hay que reconocer que los marineros podríamos hacer mucho más; y es que, aunque en este país cainita donde los haya sea casi una obligación pegarse puñaladas unos a otros espoleados por LaSecta o INTERFACHA, deberíamos pararnos a reflexionar y darnos cuenta de que, al igual que los trabajadores de ASTURFEITO, S.L.U., todos debemos remar en la misma dirección puesto que de lo contrario – independientemente de que seamos gente de bien de derechas, progres de izquierdas, ateos gracias a Dios, guerrilleros de Cristo Rey o perro flautas partidarios de políticas económicas neoliberales – nos hundiremos en la miseria bajo la atenta mirada del cielo sobre el desierto en el que están instaladas las antenas construidos por esa empresa que, sin lugar a dudas, es un bonito ejemplo a seguir ante el feito panorama desde el puente.

sábado, 18 de mayo de 2013

Escrito bajo el sol que brilla en el cielo donde reinaba Der Roten Baron


Si mi primer concierto de BARÓN ROJO – celebrado en Avilés un lejano día de Diciembre de principios de los 90 durante una fiesta organizada por las Juventudes del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) - estuvo marcado por ese momento surrealista en el que me levantaron el puño para que cantará La Internacional, el segundo – Gijón, Sala Tropicana (1995) - lo estuvo por ese inolvidable y desagradable instante en el que uno de esos “Perros callejeros” que mantenían una turbulenta y destructiva relación sentimental con ese Diablo vestido de Ángel llamado heroína me propuso un trato que no pude rechazar: dos mil de las antiguas pesetas que llevaba en mi cartera a cambio de que su puño, hostia mediante, no me arrancará todos los dientes de la boca.



Precisamente de La Villa de Jovellanos es oriundo José Manuel Estrada, el periodista deportivo al que su jefe durante muchos años – José María García – seguramente no lo definirá como “un tipo serio a carta cabal” después de ver al que fuera pincha discos en el Café Korynto (Calle Corrida 19, Gijón) convertir el plato de “Mujeres y hombres, y viceversa” en un ring en el que mantuvo durísimos enfrentamientos verbales con su compañera sentimental, Miriam Sánchez, enfrentamientos estos que provocan un profundo sentimiento de vergüenza ajena pero cuyo nivel de decibelios palidece ante el volumen brutal que alcanzo el en que en 1989 puso fin a la relación personal y profesional que Hermes Calabria y José Luis Campuzano “Sherpa” mantenían con los hermanos Carlos y Armando de Castro.


Con motivo del estreno de “BARON ROJO: La película” – documental que analiza la exitosa y turbulenta trayectoria de vuelo de una de las mejores bandas del rock patrio – es buen momento para abrir el baúl de los recuerdos y, cassette de grandes éxitos mediante, bloggear sobre algunas de las canciones que consiguieron que los cuatro virtuosos músicos citados anteriormente escribieran su nombre con letras de oro en el cielo donde, durante el transcurso de la I Guerra Mundial (28 de julio de 1914 - 11 de noviembre de 1918), Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen (1892 – 1918) – como miembro de la Luftstreitkrafte (Fuerzas Aéreas) y a los mandos de un avión de combate Fokker Dreidecker I. de la Jagdsstaffel (Escuadrilla de caza) - impuso su ley entre el 17 de septiembre de 1916 y la mañana del 21 de abril de 1918, el día en el que el soldado de infantería australiano William John "Snowy" Evans disparó desde tierra la bala del calibre .303 que puso fin a la triste misión llevada a cabo por el que era conocido con el sobrenombre de Der Roten Baron y que, gracias al respeto con el que trataba a sus rivales durante el fragor de batalla, el 22 de Abril de 1918 llego hasta su última morada – el cementerio de Bertangles (Francia) - dentro de un ataúd que fue llevado a hombros por seis británicos del 209 Squadron of the British Royal Air Force, y que, mientras soldados australianos disparaban tres salvas en su honor al cielo en el que reino, fue enterrado bajo una lapida en la que se puede leer el siguiente epitafio:

Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Que descanse en paz.




Gracias a la productora Chapa Discos, las guitarras de Los hermanos de Castro, el bajo y la voz de José Luis Campuzano “Sherpa” y la batería de Hermes Calabria empezaron en 1981 a dar la chapa al personal con “Larga Vida Al Rock And Roll”, disco en cuyo track – list se incluía una canción con el mismo nombre y que, junto a otras ocho, consiguió que dicho trabajo fuera merecedor del Disco de Oro, premio este cuya obtención seguramente era para los integrantes de la banda algo tan imposible como la existencia de un mundo sin razones por las que matar o morir, utopía esta última que se dio cita en la imaginación de ese escarabajo soñador llamado John Lennon (1940 - 1980), músico al que precisamente va dedicado el álbum mencionado anteriormente.

Como bien supondrá el personal, la canción que da título al disco es todo un homenaje al estilo musical que bien se podría decir que tuvo su bautismo de fuego con “Rock Around The Clock”, tema escrito en 1952 por Max C. Freedman y James E. Myers y que El Día de La República de dos años después, gracias Bill Haley y sus Cometas, se convirtió en la primera canción de Rock&Roll que reino en la lista de ventas en los Estados Unidos de América.




En 1981 - mientras esos machistas sectores de la sociedad española para los cuales la mujer honrada era la que estaba casada y permanecía en casa con la pata quebrada se recuperaban del impacto que les había causado ese “OBUS” que fue para ellos enterarse por boca de Fructuoso Sánchez “Fortu” de que “Las chicas son guerreras” - Armando de Castro escribió “Con Botas Sucias”, tema también incluido en LVARR y mediante el cual, tanto el autor como su hermano, pretendían ajustar cuentas con la CBS, la compañía discográfica a la que un año antes - como si fueran el rocín flaco que montaba aquel hidalgo de los de lanza en astillero y adarga antigua que nació en un lugar de La Mancha – dieron una “Coz” a raíz de las discrepancias creativas surgidas durante la grabación del que fuera el primer disco de la banda que formaban junto a Cutu de la Puente y Juan Márquez, y que, seguramente, si fuera publicado en la actualidad, provocaría que las unidades de choque ultra – feministas pidieran su castración en la plaza pública por ese tema en el recordaban a la mujer española que, aunque las “progres” dijeran que debía ser más fría, estuviera donde estuviera, no debía olvidarse de ser cada día “Más sexy”.





A parte de que “Los Rockeros van al Infierno”, como bien apunta el "sheriff" del lugar, no son buenos y para más INRI van sin afeitar, no han transcurrido tantos años desde aquellos tiempos en los que estas poderosas razones eran esgrimidas por esas madres que querían evitar a toda costa que al caer la noche sus inocentes hijas bailarán al son del “El ritmo del garaje” con los Loquillos ejemplares de dicha tribu urbano que las esperaban en callejones donde los gatos maullaban a gritos una canción de Rock&Roll.

Aunque la montaña de calaveras que ven a los heavy gijoneses mover el esqueleto en el Rock Inferno, y las lapidas bajo las que yacen los muertos de envidia que envidian a los vivos que al salir del Contra Punto Pub Heavy contemplan esa maravilla arquitectónica que es La Catedral de Burgos no sean las estampas más bellas que vieron los bonitos ojos de cierta hermosa dama esta tiene sobradas razones para decir a su madre que despreciar el bendito sendero que lleva hasta El Cielo y decantarse por La autopista que lleva a El Infierno es el único pecado original cometido por los colegas del caballero junto al cual hizo parada y fonda en dichos antros de perdición.




Ronald Belford Scott, el escocés de Kirriemuir criado en Fremantle (Australia) que con Angus McKinnon Young subido a la chepa recorrió El largo camino a la cima del Rock&Roll, junto a John Henry 'Bonzo' Bonham (1948 - 1980), Janis Lyn Joplin (1943 –1970), Johnny Allen Hendrix (1942 – 1970) y otros artistas cuyo show vital fue cancelado por el alcohol y otras drogas, hace acto de presencia al comenzar el “Concierto para ellos” que cada noche se celebra allí donde se reúnen los que se estremecen al oír el tañido de “Las campanas negras de El Infierno”.




El Zurdo de Seattle mencionado anteriormente y que se hizo mundialmente famoso gracias a la maestría con la que sus dedos acariciaban las seis “Cuerdas de acero” del instrumento hecho de madera noble curada por el sol y cuya alma de hierro tiene las formas de un cuerpo de mujer es uno de esos pocos virtuosos “tocados” por El Don que tantas veces deseo tener entre manos “El incapacitado para el desarrollo todo tipo de expresión artística” que, junto “La front – woman de su banda de heavy – metal”, durante cinco inolvidables meses, vivió bajo el cielo sobre la ciudad que en 1960 vio nacer al guitarrista Axel Rudi Pell.





Embriagados por el nauseabundo aroma de Les Fleurs du mal (Las flores del mal) que germinaron por cortesía del poeta francés Charles Pierre Baudelaire (1821 - 1867), Los Barones “plantaron” en el jardín del rock patrio una canción que, además de convertirse al fin y a la postre en una de sus composiciones mas conocidas, hace un llamamiento a arrancar de raíz todas esas malas hierbas que desde tiempos inmemoriales cubren la piel del mundo gracias a los cuidados de El Demonio, ese jardinero que, más pronto que tarde, por fortuna para él y para desgracia de La Humanidad, acabará consiguiendo destruir todo lo bueno que aún queda en El Jardín del Edén.





La canción basada en la obra máxima del poeta maldito citado anteriormente, “La leyenda de La Mancha” creada por la mágica varita musical de los mágicos Mago de Oz o “La canción del pirata” que marca el ritmo a los hombres que manejan los pesados remos de ese Legendario galeón llamado Tierra Santa y que navega con viento en popa y a toda vela – a parte de llenar de orgullo y satisfacción al mencionado Charles Pierre Baudelaire, Miguel de Cervantes Saavedra y José de Espronceda – dejan claro lo equivocados que estaban los conservadores de mente estrecha que encerraron en una clínica mental a “Breakthoven”, un tipo singular que dice ser genial y cuyo gran crimen fue defender con vehemencia que las canciones de rock – a parte de pontificar sobre las del bello sexo y las drogas – también transmitían un mensaje cultural.





A pesar de que de que ya han transcurrido unos cuantos años desde aquellos días en los que Felipe González Márquez – a consecuencia del alarde de osadía que fue poner la mano en el fuego por esos subordinados suyos que estaban bajo sospecha - primero se quemo la diestra por Luis Roldan y posteriormente la siniestra por Rafael Vera, hoy en día sigue siendo más que pertinente escuchar el tema “Resistiré”. Si en 1982 (año de su composición) los gobernantes occidentales, a la hora de explicar su controvertida política exterior, se escudaban en el miedo a un posible ataque preventivo de la URSS, en la actualidad las cabezas nucleares de los misiles balísticos Raduga Kh-55 han dejado paso a La prima de Riesgo, esa mujer objeto a la que cortejan todos aquellos que desean justificar las políticas de austeridad y todas esos recortes económicos que acaban sufriendo los de siempre, aquellos sufridos gobernados a los que lo único que les queda es plantarse ante sus impresentables gobernantes y gritarles a Volumen brutal que resistirán hasta el fin.





El pueblo soberano de La Piel de Toro – a parte de percibir como a medida que pasan las legislaturas menguan cada vez más las ilusiones que deposito en el sufragio universal que en 1977 llego del brazo de La Democracia – sufre también a todos esos “Pico de Oro” que en época electoral, a parte de interpretar el papel de su vida besando a bebes o metiéndose en el delantal y la piel de las admirables amas de casa para preguntar a cuanto esta el kilo de cordero, prometen antes de meter a sabiendas de que, sin la más mínima señal de rubor en sus pétreos rostros, se olvidarán de lo prometido al minuto de haber traspasado las puertas de La Moncloa gracias a las llaves prestadas por millones de papeletas metidos en las urnas.

Y es que - indistintamente de que besen los zapatos de El remienda babuchas o formen parte de las huestes de El Señor de los Hilillos – por desgracia son muchos los políticos que, como diría José María García: "Han venido a servirse (del Estado) y no a servir (al Estado)"





Sin moverse de esta España mía, de esta España nuestra, Los Barones dan voz a todos aquellos que viven en “Tierra de nadie”, circunstancia vital esta que es una misión casi imposible en nuestro país puesto que – tal como bien apunto Antonio Machado – a todos los españolitos que vienen al mundo, con el paso de los años, una de Las dos Españas les acaba helando el corazón. A pesar de ello, en estos convulsos tiempos que corren en los que El Gobierno y La Oposición, en lugar de enfrentarse a los zarpazos de La Crisis siguiendo la táctica militar “La unión hace la fuerza”, prefieren entretener al personal con ese peligroso juego llamado Las dos Españas, somos muchos los que, metidos en la armadura y la piel de un guerrero Free Lance sin patria y sin bandera, luchamos única y exclusivamente por nosotros mismos a sabiendas de que ni La Gaviota PePera ni El puño y la rosa sociatas combatirán a nuestro lado cuando nos llegue la hora de pelear por nuestra vida en el campo de batalla.





“Is this love?” y “Always”, las canciones con las que los guapetones David Coverdale y Jon Bon Jovi enamoraron a millones de féminas, son sin lugar a dudas dos de los ejemplos más significativos de lo que es una balada, esa expresión del canto cortesano surgida al final de la Edad Media en Europa (Siglo XIV). No obstante, a pesar de lo anteriormente mencionado, sería injusto no reconocer que una de las mejores baladas rockeras es “Siempre estas allí”, la cual, a diferencia del 99,99 % de sus “homologas”, no tiene a El Amor como protagonista absoluto.


Y es que el tema compuesto en 1983 por Carlos De Castro, Carolina Cortés y José Luis Campuzano, es uno de los homenajes más hermosos que se han hecho a todos aquellos que pasan por taquilla para ver durante dos horas como el escenario se convierte en un volcán que brama con sonido atronador por cortesía del ruido y la furia que arrancan a sus instrumentos sus héroes musicales, esos trovadores modernos que, mientras hacen de las suyas bañados por las salinas gotas de sudor y las luces de los potentes focos, consiguen que esos admiradores suyos que navegan en un mar formado por los cristales rotos de las botellas de cerveza consumidas durante el fragor de la batalla sean poseídos por un inmenso sentimiento de felicidad que les da el ardor guerrero necesario para seguir combatiendo en el reino de la oscuridad al que regresarán al cesar el clamor y desvanecerse la magia.





El terrible drama protagonizado por dos hermanos, contado en La Biblia y que un Dios terrible dicto, fue la inspiración divina que llevo a Los Barones a escribir un tema que invita a reflexionar sobre la ambivalencia del ser humano.


Y es que, tal como bien apuntan, no es descabellado afirmar que los hombres somos a un tiempo Abel y Caín teniendo en cuenta que la mano que empleamos para acariciar a nuestra amada y para dar un viril toque en el hombro de nuestros amigos es también utilizada para coger la quijada de caballo con la que golpeamos a aquellos a los que odiamos por las más peregrinas razones.



Sin lugar a dudas, las guerras que han tenido un triste protagonismo en La Historia de La Humanidad desde tiempos inmemoriales son un buen ejemplo de cómo las malas artes de los “Hijos de Caín” consiguieron que lo empezó siendo El Jardín del Edén acabará convirtiéndose en una sucursal de El Infierno.

Los miles de soldados norteamericanos que deberían morir para conseguir la victoria final en El Infierno en el que se convirtieron las islas del Océano Pacifico durante la campaña bélica de la que da el pertinente parte de guerra el libro que al caer la noche leo apoyando la cabeza en un imaginario casco militar, fue la excusa a la que recurrió Harry Truman para dormir tranquilo en la cama presidencial la noche del 6 de agosto de 1945, el día que, a miles de kilómetros de Washington, las calles de “Hiroshima” fueron cubiertas por un manto formado por los cuerpos de los 120.000 japoneses que murieron abrasados por El fuego de El Infierno liberado por los 16 kilotones que llevaba en su interior Little Boy, la bomba asesina de 4,4 Tm. de peso que fue parida por esa orgullosa madre con forma de bombardero B-29 tristemente conocida como Enola Gay.





Aunque tenga unos índices de pobreza propios del Tercer Mundo, sus gobernantes hayan sido cómplices de los mas salvajes dictadores y tras las alambradas de una de sus cárceles se quebranten los derechos humanos con total impunidad, hay que reconocer a la patria del Tío Sam y SPIDERMAN esa excelente campaña de publicidad que – con la inestimable ayuda de esas películas que siempre acaban bien – ha conseguido que sean muchos los millones de personas que se han creído que es un “Paraíso Terrenal” atravesado de costa a costa por inmensas avenidas asfaltadas con billetes de 100 $ y transitadas por tipos guapos, altos y rubios que lucen un torso viril conseguido tras horas y horas haciendo surf en las playas de Malibú.





Hecho el pertinente análisis sui generis de la obra y milagros de BARÓN ROJO, tan solo me queda escribir que, tan cierto como que este blog ha sido escrito bajo el sol que brilla en el cielo donde reinaba Der Roten Baron es que, hasta que llegue esa hora de lobos y escudos rotos que rubricará la consumación de la derrota de Los Hombres frente a las brutales hordas dirigidas por Sauron, Los hijos de la noche, día tras día, volarán junto a esos Dioses Eternos gracias a los cuales la esencia del metal nunca morirá.



sábado, 11 de mayo de 2013

Cuando truene la voz de Cayo Lara me acordaré de Frau Barbara


Sir Winston Leonard Spencer Churchill (1874 - 1965) – el militar y político inglés que el 13 de mayo de 1940, tras ser proclamado Primer Ministro, durante el demoledor discurso de investidura que lanzo al pueblo británico proclamo que lo único que podía ofrecerles era sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor – fue el que dijo que el desigual reparto de bienes era el vicio inherente a El capitalismo; el sistema socioeconómico defendido por aquellos para los que las frías cifras macroeconómicas justifican las millonarias cifras de parados que ha dejado los fallos del invento atribuido a Adam Smith (1723 - 1790), y que, por otra parte, en el país del que es dueño y señor provoca que hoy en día los millares de jóvenes que desean salir de Las Cocinas del Infierno que jalonan el inmenso y mal llamado “Paraíso terrenal” en el que malviven solo tengan ese par de alternativas que en 1958 se presentaron en el humilde apartamento del barrio del  Bronx en el que vivía Colin Powell, General de Cuatro Estrellas y Secretario de Estado de los Estados Unidos entre 2001 y 2005: Salir vestidos con el reluciente uniforme del que solo son dignos aquellos que han conseguido superar el duro entrenamiento militar gracias al cual los hombres se convierten en esas máquinas de matar que son los Infantes del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos de América; o dentro de uno de los trajes de pino hechos a medida en los que son metidos aquellos a los que les metieron unos cuantos balazos por querer conquistar El Sueño Americano por la vía criminal.


Ese líder político que si no es elegido presidente de la hipotética III República seguramente estará todos los días de manifa para conquistar con "la fuerza de la calle" lo que no conquisto con la fuerza de sus votos, por mucho que de el Cayo no conseguirá que el sistema político del que es un decLarado defensor seduzca a los que saben que en la hoja de servicios escrita por los iluminados por La Estrella Roja tienen cabida atrocidades como por ejemplo las que, entre 1975 y 1979, cometieron en los campos de reeducación camboyanos Los Jemeres Rojos que espoleados por Pol Pot aplicaron con saña la máxima “la letra con sangre entra”, o las que en los campos de trabajos forzados estalinistas situados en las frías tierras siberianas ejecutaron los miembros del KGB (Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti / Comité para la Seguridad del Estado) para meter en vereda a las ovejas descarriadas del rebaño amamantado por La Madre Rusia.


Como todo el mundo sabe, el bloque occidental - capitalista liderado por los Estados Unidos de América y el bloque oriental - comunista comandado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fueron los contendientes que intervinieron en la denominada Guerra Fría, ese conflicto que, entre 1947 y 1991, mantuvo al mundo en vilo, y durante el cual, a falta de grandes choques militares en el campo de batalla, ambos bandos – además de apoyar a brutales dictaduras siguiendo la máxima el enemigo de mi enemigo es mi amigo – se enfrentaron políticamente, tecnológicamente, socialmente,  deportivamente e incluso a través de El Séptimo Arte.

Buena muestra del último “campo de batalla” citado anteriormente son esos cantos al maniqueísmo títulados  Odinochnoye Plavanie (1985) y Rambo III (1988), película esta última ambientada en la Guerra de Afganistán (1978-1992), el conflicto durante el cual la patria a la que Matt Hunter (Chuck Norris) salvo de los invasores bolcheviques  se cubrió de gloria el día que – con objeto de conseguir que El Ejército Rojo tuviera “su particular Guerra de Vietnam” – puso en marcha la Operación Ciclón, operación esta durante cuyo desarrollo la División de Actividades Especiales de la CIA adiestro militarmente y proporciono misiles FIM-92 STINGER a los guerreros muyahidines entre los que se encontraba Osama Bin Laden, el auto proclamado sucesor de Saladino que el infame día que ordeno el derribo de Las Torres Gemelas que tocaban el cielo sobre Nueva York  provoco que sobre el gran tablero de ajedrez geopolítico - internacional, con más brío que nunca, volviera a cabalgar el caballo a lomos del cual cabalga el tristemente famoso Jinete del Apocalipsis cuyo nombre de guerra es La Guerra.


Dado que la actualidad es lo que manda, hoy toca centrarse en los efectos que tuvo La Guerra Fría en Alemania, el país que – tras la finalización del conflicto militar que aniquilo a Das Großdeutsches Reich - durante el banquete que entre el 4  y el 11 de febrero de 1945 se celebro en un antiguo palacio imperial ubicado en Yalta (Crimea), las potencias vencedoras, lideradas por Winston Churchill (Reino Unido), Franklin D. Roosevelt (EUA) y Iósif Vissariónovich Dzhugashvili (URSS), partieron y se repartieron como si fuera un Flammkuchen (Torta flambeada) hecho por Das Krieger Mädchen; la hermosa mujer junto a la cual, durante cinco inolvidables meses, viví en una ciudad perteneciente a Renania del Norte -Westfalia, uno de los diez Länder (Estados alemanes) del que fuera uno de los muchos países que, el Día de Navidad de 1985, se alegraron de que los puñetazos de “El potro Italiano” nacido en Filadelfia  al que apoyaban en bloque consiguieran que la blanca lona del cuadrilátero de boxeo se tiñera de color “rojo comunista” con los litros de sangre que el noqueado Iván Drago “El Toro Siberiano” escupió para desgracia de las miles de personas que llenaron las gradas del Criterium de Moscú, y de la madre que pario a los valientes soldados que por La Patria y por El Hombre de Acero (en ruso: Stalin o человек стали), el 10 de febrero de 1943, en El Infierno Helado en el que se convirtió Krasny Bor (Bosque Rojo) conocieron la ferocidad de los divisionarios españoles que los apodaban “ruskis” y que luchaban por Dios y por La Esvástica.


Sin lugar a dudas unas de las más lamentables hazañas bélicas del bloque soviético en el campo de batalla europeo fue Der eiserne Vorhang (El Telón de Acero) de 3 metros de altura y 155 kilómetros de largo que el 13 de agosto de 1961 levanto alrededor del Berlín Occidental para evitar que sus habitantes, siguiendo las huellas dejadas por las botas militares del soldado Hans Conrad Schumann, huyeran hacía el bloque capitalista; y es que Die Mauer fue el desencadenante de la “incruenta guerra civil” que libraron los alemanes hasta el día que, gracias a el “Viento de cambio” que lo derribo y permitió que Oriente conociera a Occidente, descubrieron que eran hermanos.




El director y guionista Christian Petzold es el que le ha pagado a la actriz Nina Hoss el billete gracias al cual, máquina del tiempo mediante, ha viajado hasta la Alemania Oriental de 1980 para meterse en la coraza de frialdad que protege a “Barbara”, una joven doctora nacida bajo “El cielo sobre Berlin” y que no quiere saber nada “La vida de los otros” por culpa de la señal de advertencia que, ante la entrada en escena de personas desconocidas para ella, se activa en su cabeza para decirle: STASI y esta también son agentes de Das Ministerium für Staatssicherheit (Ministerio para la Seguridad del Estado), el eficaz servicio de inteligencia de la mal llamada Die Deutsche Demokratische Republik (República Democrática de Alemania) que puso fin a tu carrera profesional en el prestigioso Hospital la Charité de Berlín Este y te desterró a este maldito pueblo cuyas costas son bañadas por las embravecidas aguas del Mar Báltico.


Barbara, temerosa de que todos y cada uno de los habitantes del pueblo lleven un espía dentro, prescinde del transporte público y se decanta por una bicicleta a la hora de recorrer los kilómetros que hay entre el hospital al que fue trasladada forzosamente y el apartamento que cada pocos días y por sorpresa es registrado de arriba a abajo por las fuertes manos masculinas de los agentes de la STASI cuyo objetivo es encontrar documentos comprometedores, documentos estos que, en un alarde de eficiencia y perseverancia por parte de dicha Policía Secreta, son también buscados por las delicadas manos femeninas de la agente encargada de inspeccionar las partes intimas de Barbara.


En la sección de cirugía pediátrica de su nuevo destino será donde el camino de Barbara se cruzará con el del doctor André Reiser (Ronald Zehrfeld) – jefe del departamento en el que ella trabaja – y que, emulando a Nicoales Tulp, el médico forense al que inmortalizo Rembrandt Harmenszoon van Rijn, intentará por todos los medios abrir en canal la mortaja emocional que su huraña subordinada tejió para dar atea sepultura a sus sentimientos y emociones.


La vida de Barbara y la del doctor que hasta en su día libre sigue atendiendo a enfermos aunque estos sean unos cabrones al servicio de la STASI, se verá seriamente afectada cuando entra en escena Stella (Jasna Fritzi Bauer), una adolescente que ha llegado de un Centro de detención, el eufemístico nombre que se daba a esas pequeñas sucursales de El Infierno construidas por la maquinaría represiva de la RDA, y cuyas puertas de salida solo se abrían para aquellos que, gracias al trabajo duro y a  persuasivas técnicas “coercitivas”, accedían a cruzar las puertas de acceso a El Paraíso Comunista.


Ha pesar de que un análisis objetivo de la historia del Siglo XX nos enseña que a lo largo de él se cometieron innumerables atrocidades por parte de regímenes totalitarios del más diverso pelaje, en esta España mía, en esta España nuestra en la que se ha convertido en un deporte nacional empaquetar al personal en esos dos bloques que son “Fascistas católicos que maúllan de alegría mientras ven INTERFACHA” y “Maricones matacuras que son fanáticos de LaSecta”, a día de hoy son muchos los que a la hora de juzgar a las dictaduras, por regla general, utilizan una doble vara de medir.

Y es que los que ríen las gracias y Korean las bravatas de los dictadores que mueven las caderas al son del ritmo sabrosón “Arriba, parias de la Tierra. En pie, famélica legión. Atruena la razón en marcha, es el fin de la opresión” son los mismos que al oír “Volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz, y traerán prendidas cinco rosas, las flechas de mi haz” ponen en duda la catadura moral de la madre que pario a El Novio de La Muerte que, para ser franco, dirigió una aborrecible y sanguinaria dictadura militar que – ¡sorpresa, sorpresa! – despierta las simpatías de muchos de los que por otra parte son partidarios de que El Tío Sam haga buen uso de una batería de misiles MIM-104 PATRIOT y les meta un pepino por el recto a los dictadores que, sin respeto alguno, ellos apodan El Coma Andante y El Gordito Coreano.


Abrir bien los oídos para escuchar a los desafectos al sistema, cerrar la boca para no ser oído por los chivatos al servicio del sistema, sospechar de todos y no fiarse de nadie, sentir un escalofrió cuando un coche frena cerca de nosotros o preferir morir antes que vivir bajo El Yugo y Las Flechas o La Hoz y El Martillo son algunas de los “puñales” que han sido y aún son clavados en el corazón de los pueblos que sufrieron o sufren actualmente lo que implica vivir sometidos por un régimen totalitario como por ejemplo el que juega un importante papel en la película hoy reseñada y que debería ser de obligado visionado para todos esos “demócratas” que están en contra de todas las dictaduras siempre y cuando no sean dirigidas por un dictador que les mola a ellos, y que, a diferencia de lo que les ocurre a aquellos que son subyugados por “sus ídolos” tienen esa inmensa suerte que supone vivir en un sistema en el que a la libertad de opinión no la han “Desaparecido”, y cuyos “beneficiarios” cuando a intempestivas horas pican a la puerta de su casa pueden abrirla con total tranquilidad a sabiendas de que al otro lado se encontraran a un Agente comercial de una compañía energética en constante crecimiento y no a miembros de un Cuerpo Policial Represor que esta al servicio de un dictador y cuyo objetivo es encerrar en “Los campos de exterminio a las ovejas descarriadas que, en lugar de estar tranquilas y en silencio como los corderos que esperan al cuchillo ejecutor del carnicero, se alzan como leones contra el “amo” del rebaño.


jueves, 9 de mayo de 2013

Cantar de gesta en honor de ese hombre cobarde que es un héroe valiente


Aunque el 5 de Febrero de 2011 le invadió un profundo sentimiento de vergüenza ajena al oír de mis labios que yo era uno de los pocos españoles que hasta las tantas de la madrugada permanecían frente al televisor para ver las andanzas de aquel buen policía llamado Reno Raines al que daba vida Lorenzo Lamas “El rey de las camas” y que, tras ser acusado injustamente de haber asesinado a su novia, se convirtió en un “Renegado” que, a lomos de una Harley – Davidson y por un puñado de dólares, cazaba a los criminales más buscados de América; por fortuna para mi, mí imagen ante los ojos de «La bella dama que metida en el uniforme y la piel de El Capitán Alatriste comanda a mis Tercios de Flandes» subió unos cuantos enteros al enterarse de que yo, al igual que ella, también disfrutaba con el visionado de las aventuras de “Águila Roja”.


Dado que tal coincidencia tuvo buena culpa de que un servidor, un año y tres días después, con la tinta negra en la que mojo su pluma roja, empezara a escribir sobre un folio en blanco la apasionante novela de caballería que protagoniza junto a «La hermosa admiradora de la obra literaria de Félix Lope de Vega y Carpio», con motivo del estreno de la quinta temporada de la última serie mencionada anteriormente es más que pertinente realizar un exhaustivo análisis de la misma.

Aunque ya han transcurrido muchas lunas desde el 19 de febrero de 2009, día en el que tuvo lugar su estreno en televisión, lo cierto es que no ha disminuido ni un ápice la emoción que me embarga al oír la sintonía que anuncia el comienzo de la serie creada por Daniel Écija, Juan Carlos Cueto, Pilar Nadal y Ernesto Pozuelo, y cuyo protagonista principal ya mora en ese lugar de mi corazón en el que desde hace décadas viven Curro Jiménez, el profesor Ralph Hinkley, James "Sonny" Crockett, Angus MacGyver, Fox Mulder y Cordell Walker.


Aunque el presupuesto que TVE destino a la producción de “Águila Roja” es muy inferior al que permitió a la cadena HBO (Home Box Office) producir espectáculos tan grandiosos como “Roma”, “The Pacific” y “Juego de tronos” es justo reconocer que el encomiable trabajo de los artesanos que intervienen en la realización de la serie (carpinteros, costureras, especialistas en armas, etc.) han conseguido una muy lograda ambientación del Siglo XVII, un tiempo este que gracias a los cuadros de Diego Velázquez, los versos de Lope de Vega y Carpio o Calderón de la Barca, y los sonetos de Don Francisco de Quevedo paso a la historia con el nombre de Siglo de Oro Español a pesar de que, tal como bien apunto el veterano soldado Diego Alatriste y Tenorio, fue una época infame durante la cual los que la vivieron no vieron ni oro ni plata pero si gran número de sacrificios estériles, gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y muy poca vergüenza.


La noche del año 1660 en la que de los dulces labios de su esposa salieron desgarradores alaridos de dolor arrancados por salvajes torturas fue cuando cambio para siempre la vida de Gonzalo de Montalvo (David Janer), un modesto maestro de escuela.


Y es que, a raíz de tan luctuoso acontecimiento, el hombre que hasta la fecha se encargaba única y exclusivamente de enseñar el abecedario a los niños del Barrio de San Felipe (Madrid), con K de Katana y con P de Patada voladora se dedicara en cuerpo y alma a enseñar el significado del dolor a los que estuvieron implicados en el asesinato de la mujer que amaba y de cuyo vientre salió un bendito fruto llamado Alonso (Guillermo Campra).


A medida que transcurren las etapas durante las cuales recorre el sendero de la venganza a galope tendido irá descubriendo una compleja trama que, por cortesía de la brillante labor de los guionistas, durante los últimos cuatro años ha mantenido en vilo a esos millones de españoles que, al margen de credo, sexo y tendencias políticas, se han emocionado y vibrado con las aventuras de ese justiciero enmascarado que a mas de uno le gustaría que saliera de la pequeña pantalla para imponer la ley en Los Reinos de Taifas que jalonan esta España mía, esta España nuestra y cuyos gobernantes, gracias a su nefasta gestión política, han conseguido que sus gobernados afirmen con rotundidad que moran en La inmensa mancebía llamada La Piel de Toro.


Como no podía ser menos, nuestro héroe encontrara en su camino a una serie de personajes entre los que se encuentran los que desean ayudarle y los que harán todo lo posible para conseguir que el suelo de siniestras mazmorras se tiña de rojo con su sangre mientras sus gritos de dolor rompen el silencio.

El delantero matador en constante fuera de juego que un día fui y que tuvo sus primeros contactos con “El Arte de La Guerra” gracias a la máxima “Tu no pegues a nadie, eso si, si te pegan dales duro”, tiene mucho que agradecer a Su Santa Madre y a Su Estimado Progenitor, las personas que durante la crisis de los 80, por cortesía de sus tres jabatos, trabajaron a doble turno llevando a cabo esa dura tarea que es ser padres, y que, a pesar de todo, fue para ellos mucho más liviana de lo que lo fue para Gonzalo de Montalvo y todos aquellos que en el Siglo XVII contribuyeron al crecimiento demográfico.

Si como héroe lleva a cabo esa peligrosa misión que es velar por la integridad física de los miles de habitantes de La Villa y Corte, como padre realiza una aún más dura y complicada. Y es que - a parte de evitar que su Alonso le sea arrebatado por ese par de Jinetes del Apocalipsis que son El Hambre y La Enfermedad y que se abalanzan sin piedad sobre todos esos pobres desgraciados que cada amanecer luchan encarnizadamente para evitar ser destrozados por Las Fauces del Mundo Salvaje en el que viven – Gonzalo debe emplearse a fondo para conseguir que su vástago se convierta en un hombre de provecho y conserve sin macula su integridad moral a pesar de que a su alrededor campen a sus anchas la corrupción y la violencia.


Por fortuna para el viudo y padre en la vida, en ese mustio jardín en el que se ha convertido el hogar de los Montalvo se planta con su petate la alegre Margarita, una joven que tiene los rasgos de Inma Cuesta, y que, rauda y veloz, ha recorrido las millas que hay entre las lejanas tierras sevillanas y La Villa y Corte tras recibir la carta en la que el hijo de su hermana le ruega que con su ayuda y con su gracia haga más llevaderos sus días de desgracia.


Si en la pantalla grande la valenciana criada en Arquillos (Jaén) sufría viendo como su pareja sentimental se convertía en una auténtica bestia a medida que transcurría su servicio en la unidad especial de policía denominada “Grupo 7” y que con motivo de la EXPO´92 se encargo de limpiar a hostias las calles de la ciudad cuyo lema es NO MADEJA DO; en la pequeña pantalla, a medida que transcurren los días en su nuevo hogar, siente como se va avivando poco a poco el fuego que un día ardió en su corazón y en el de su cuñado, el cual, al despojarse del traje de héroe valiente vuelve a ser ese hombre cobarde incapaz de mostrar sus sentimientos a la mujer de su pasado con la que comparte su presente, y por cortesía de la cual descubrirá que las heridas que en su cuerpo grabaron los tajos de afiladas espadas duelen menos y cicatrizan antes que la que décadas atrás dejo en su corazón la saeta de oro bruñido disparada por El Arquero Cupido.


Javier Gutiérrez Álvarez, el actor luanquin de nacimiento y ferrolano de adopción, da vida a Saturno García, un tipo al que según Mi Estimado Progenitor le falta una garcillada, y que lleva dentro todos los defectos y todas las virtudes que desde tiempos inmemoriales han sido la seña de identidad de los habitantes de la patria de MECANO, el grupo que puso la banda sonora a “El asombroso mundo de Pocholo y Borjamari”.


Un gran corazón gobernado por la bondad es el que bombea la sangre en el pequeño cuerpo de ese pequeño gran hombre al que los palos de La Vida han convertido en un pícaro que sin lugar a dudas haría buenas migas con Lazarillo de Tormes. Aunque sería incapaz de segar vidas valiéndose de las espadas Tizona y Colada no sería descabellado afirmar que guarda ciertas similitudes con Rodrigo Díaz de Vivar “El CID Campeador”, y es que, al igual que del guerrero que reconquisto para su rey las tierras que estaban en manos del invasor que llevaba Media Luna en su estandarte, se podría decir de él que sería un gran vasallo si tuviese buen Señor; y es que dominado por un gran fervor patriótico desprecia a todos aquellos que desprecian a Las Españas con un desprecio tan grande como el que el rey de estas siente por sus súbditos.


A pesar de que no domine las artes marciales, y de que su pequeña estatura y ese enjuto cuerpo curtido por el hambre que devoro sus tripas en sus años mozos palidezcan ante el porte de “su amo”, bien merecido tiene un lugar en este cantar de gesta en honor a la serie puesto que, sin lugar a dudas, su lucha por la supervivencia fue y es tan heroica como cualquiera de las acciones firmadas con una pluma roja por el héroe del que es escudero.


Si las campanas doblaran por los desgraciados del mundo, sin lugar a dudas, las de El Reino de Las Españas estarían todo el día sonando en honor de Cipriano Benítez (Santiago Molero), el dueño de la taberna a donde acuden aquellos que desean ahogar en alcohol sus penas, ignorando que estás últimas, más pronto que tarde, aprenderán a nadar.

Mientras que su buen amigo “Satur” tiene muy claro que, hasta que llegue el momento de expirar su último aliento, vendara muy cara su piel, "Cipri" - consciente de que haga lo que haga nada cambiara - hace mucho tiempo que ha bajado los brazos y, como si fuera un boxeador noqueado que se tambalea sin rumbo por ese cuadrilátero que es La Vida, más de una vez ha deseado que llegue pronto la hora en la que recibirá el puñetazo final que le enviara de bruces a la lona y pondrá fin a su sufrimiento.


Lejos de las sucias y polvorientas calles del Barrio de San Felipe se encuentra el palacio donde mora Lucrecia de Guzmán (Miryam Gallego), una mujer que tras la muerte de su marido – el Marques de Santillana – ha heredado un gran patrimonio que le permite llevar una vida marcada por la opulencia y la frivolidad y que no tiene nada que ver con la que tuvo siendo adolescente, y es que mientras que ahora puede permitirse el lujo de bañarse en blanca leche, en el pasado, hasta el día en el que ante los ojos de Dios se produjo la Certificación Eclesiástica del Sacramento del Matrimonio, vivió esposada a una existencia marcada por la pobreza, el hambre y pésimas condiciones higiénicas.


Aunque su estilo y saber estar no tiene nada que ver con el barriobajerismo y la mala educación de la que sin rubor alguno hace gala esa vecina del barrio de San Blas de cuyo nombre no quiero acordarme, al igual que esta última, “La Marquesa”, si fuera preciso, no dudaría en matar por su hijo. Y es que su intervención en intrigas palaciegas y su frecuente presencia en la cama de los hombres más destacados de la nobleza solo tienen como objetivo conseguir que, en el futuro, en los libros de Historia Nuño Julián Federico de Santillana y Guzmán (Patrick Criado) ocupe un lugar destacado junto a Los Grandes de España.


Las alcobas, los amplios salones y el resto de estancias del gran palacio propiedad de La Marquesa viuda de Santillana son el lugar de trabajo del ejercito de criados y criadas que es dirigido con Manu Militari por Catalina (Pepa Aniorte), un personaje que, sin duda alguna, es un homenaje por parte de los guionistas a todas aquellas mujeres de armas tomar que en aquellos días tan duros, cada amanecer, a parte de soportar el humillante trato de las señoras a las que con eficiencia servían para dar un plato de comida caliente a sus hijos, en demasiadas ocasiones fueron victimas de maltratos físicos y violaciones por parte de esos rufianes que – a parte de ser diametralmente opuestos a los valerosos caballeros andantes que protagonizaban los cantares de los juglares – consideraban que una fémina era un objeto sexual concebido para su uso y disfrute, y no una dama a la que se debía cuidar y respetar.


Por desgracia para La Reina Mariana de Austria (Wiener Neustadt, 22 de diciembre de 1634 – Madrid, 16 de mayo de 1696) – personaje este interpretado por la mierense Eliana Sánchez - Lucrecia de Guzmán y decenas de mujeres más contribuirán notablemente a esa gran humillación que supone para ella saber que sus territorios no son los únicos que conquista su esposo, Felipe IV de Austria (Valladolid, 8 de abril de 1605 – Madrid, 17 de septiembre de 1665).

En estos días en los que a Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón - Dos Sicilias no debería llenarle de orgullo y satisfacción que en su Reino haya crecido notablemente el número de republicanos por culpa de sus correrías y los negocios sucios de su familia hay que reconocer que, visto el percal que gobernó en España siglos atrás, el país ha progresado notablemente en lo que al tema monárquico se refiere.


Y es que a pesar de sus cacerías de elefantes en tierras africanas, su “alianza” con la Princesa Corina y los millones de euros que acabaron en manos del ex jugador de balonmano NOOS deberíamos sentir “satisfechos” puesto que gracias a La Monarquía Parlamentaria se ha evitado por ejemplo que nuestro campechano Bribón tenga el poder absoluto que en su día tubo el monarca que paso a la historia con el sobrenombre de El Rey Planeta y que en la serie hoy analizada tiene los rasgos de Xabier Elorriaga.

Aunque gracias a su dominio sobre los territorios de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y los Países Bajos fue conocido como El Grande lo cierto es que Felipe Domingo Víctor de la Cruz era un auténtico miserable, y es que es ese el calificativo que se merece un tipo que durante su reinado, mientras que las entrañas de La Piel de Toro se convertía en el último hogar de millares de personas fulminadas por el hambre y la enfermedad, empleo las miles de toneladas de metales preciosos extraídas de las minas del Nuevo Mundo en sufragar campañas militares a lo largo y ancho del mundo, y entre las que destaca la que a lo largo de treinta años (1618-1648) le enfrento a los protestantes holandeses y durante la cual, onder de zon van Breda (bajo el sol de Breda), El Capitán Alatriste junto a decenas de miles de hombres enrolados en Los Tercios de Flandes, a las ordenes del general Ambrosio de Spinola (1569 - 1630), conquisto la ciudad gobernada por Justino de Nassau (1559 - 1631).


¡Con la hipocresía de la Iglesia hemos topado! es la exclamación que sale de nuestras gargantas cuando entra en escena el personaje encarnado por José Ángel Egido, el actor elEgido por Fernando León de Aranoa para dar vida a uno de los operarios del sector naval que, con la moral de combate tocada y hundida, “Los lunes al sol” atracaban en ese puerto llamado Amistad en busca de ese calor humano que era para ellos el único salvavidas capaz de evitar que se ahogaran en el embravecido e impío mar en el que se había convertido su futuro laboral y personal a raíz del cierre del astillero donde habían trabajado toda su vida. Y es que El Cardenal Mendoza, ese Hombre de Dios al que interpreta divinamente el pontevedrés de Redondela, es un tipo ambicioso para el cual no supone ningún cargo de conciencia quebrantar Los Diez Mandamientos y cometer todos y cada uno de Los Siete Pecados Capitales, y que esta dispuesto a aplastar a todos aquellos que intenten impedirle que se calce Las Sandalias del Pescador y que siente sus posaderas en La Silla de San Pedro.


Dado que el hecho de que el héroe que se esconde tras una máscara y bajo un disfraz sea admirado por ese pueblo que exige Justicia y que esta hambriento de Libertad no es plato de gusto para El Rey de Las Españas, los guionistas de la serie, siguiendo sus ordenes, han creído pertinente que el operativo que tiene como objetivo cazar y ejecutar al “Águila Roja” sea ejecutado por Los Guardias de negro al mando de Hernán Mejías, El Comisario de La Villa y Corte que durante dicho lance, por desgracia para su némesis, hará gala de una furia asesina tan salvaje como la que guió los golpes de Bane y Skeletor durante los encarnizados combates que estos libraron contra BATMAN y He – Man respectivamente.


Francis Lorenzo, el actor que encarno al diplomático Ángel Sanz Briz (Zaragoza, 28 de septiembre de 1910 – Roma, 11 de junio de 1980) – ese ser tan extraordinariamente humano al que las 5.000 personas a las que salvo de las cámaras de gas de los campos de concentración nazis llamaron “El Ángel de Budapest” – se despoja de todo rastro de humanidad al meterse en el uniforme de faena de ese servidor de la ley en cuyo vocabulario no tiene cabida la palabra piedad y cuyos métodos de tortura serían del agrado de Alfredo Ignacio Astiz, el capitán de fragata de la Armada Argentina conocido como El Ángel Rubio y El Ángel de La Muerte y que, como esbirro de La Dictadura Militar Argentina (24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983), contribuyo a que la ESMA (Escuela Mecánica de la Armada) fuera una sucursal de El Infierno en La Tierra para los cientos de desgraciados que a manos de él fueron victimas de sádicos tormentos.


Hecho el pertinente análisis de tan extraordinaria serie solo me queda reseñar que, por absurdo que parezca, estoy seguro de son muchos los telespectadores que, tras acabar de ver las aventuras del justiciero enmascarado, cuando a cara descubierta regresan de nuevo a ese mundo real que no es “Ni negro del todo, ni del todo blanco", y en el que a diferencia de lo que ocurre en la serie analizada y en las “pelis” de chico americano, ni todos los guapos son buenos ni todos los malos son muy malos, toman como modelo a ese hombre cobarde que lleva dentro un héroe valiente, y se enfrentan a los retos del día a día teniendo siempre presente que abandonar la lucha les impedirá alcanzar victorias tan grandiosas como por ejemplo la que obtuvo el hombre que esto escribe, este admirador de “El aventurero Vivar” al que le hubiera gustado nacer con una espada de acero toledano en la siniestra y una pistola de chispa en la diestra y que gracias a su insistencia conquisto el corazón de esa hermosa mujer nacida bajo el signo de Sagitario que además de provocar que resurgiera de sus cenizas como si fuera El Caballero del Zodiaco llamado Fénix forjo para él una armadura que jamás será traspasada por los floretes empuñados por Los Demonios&Los Fantasmas que antaño tantas cuchilladas le dieron en oscuros callejones.